Madame guillotine en el Gobierno de Jalisco
Meidei, meidei. Cuentan que la orden del Gobierno estatal entrante es que todos los empleados de confianza, cuyo contrato vence el cinco de diciembre, presenten su renuncia. Tooodos.
Pero entre los pies se llevarán a 800 “toritas” o policías viales y más de cuatro mil operativos de la Fiscalía de Jalisco. Las primeras, y muchos de los segundos, son elementos en los que se invirtió en capacitación y con los controles de confianza acreditados.
Una vez que asuma Enrique Alfaro, ¿quedarán volando decenas de puestos clave para la seguridad del Estado? ¿Quién decidirá su recontratación o despido? ¿Cuánto tardará?
Focos amarillos a la vista.
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En el PRI Jalisco suenan tambores de guerra y subió de tono la presión de algunos interesados en que arranque el proceso para renovar la dirigencia estatal.
Circularon en redes sociales unos supuestos mensajes del regidor Eduardo Almaguer en los que exige a su dirigencia estatal que deje de ser omisa y pasiva ante supuestas traiciones de figuras como Francisco Ayón.
Cuentan que las cosas se pondrán color de hormiga para definir quién se quedará con el control del partido y más considerando que en un mes termina su cargo el primer priista del Estado y el comité estatal puede ser refugio de algunos privilegiados que dejarán el hueso.
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La fracción de Morena en el Congreso local ha sido presa de una novatada tras otra en los primeros días de la legislatura.
Primero los batearon y no se incluyeron sus propuestas en la reforma a la Ley Orgánica del Legislativo; luego tuvieron su primera baja y el diputado Ismael Espanta migró a las filas de Movimiento Ciudadano.
Aves de mal agüero cuentan que seguirán los tropezones en el andar de los morenistas en el Legislativo; algunos hasta adelantan que podría haber un relevo en la coordinación de la fracción por el poco oficio mostrado por el diputado Bruno Blancas.