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MLB y Ligas Mexicanas de Beisbol, en deuda con Fernando Valenzuela

El gran Fernando Valenzuela, el querido “Toro de Etchohuaquila” partió de este plano terrenal sin recibir los suficientes reconocimientos y homenajes que debió obtener de acuerdo a la talla de deportista y figura mundial que logró alcanzar al convertirse no solo en el rey de los deportes sino en el ámbito deportivo internacional. Y no se puede dejar de mencionar las deudas que quedaron pendientes tanto por parte de la Major League Baseball (MLB) como de las Ligas Mexicanas de Beisbol, que le regatearon distinciones que con seguridad mereció.

Primero, porque por más que al final tuvo algunos homenajes, como el que le dedicó la organización de Dodgers de Los Ángeles que en agosto de 2023 retiró su icónico número 34, haciendo una excepción dado que lo hacían siempre sobre peloteros que estaban en el Salón de la Fama o incluso ya en otra dimensión, a la directiva de Dodgers le faltó empujar más para que Valenzuela llegara al Salón de la Fama, tanto por lo que representó para la organización angelina como por lo que le sigue generando, dado que todavía el Dodger Stadium se inunda de fanáticos portando la franela con el nombre y número de Fernando en la espalda.

Pero por otro lado, hay que mencionar que en México algunos conjuntos como Charros de Jalisco en la Liga Mexicana del Pacífico sí retiraron el número 34 y lo pusieron en lo más alto del estadio, junto al número de Héctor Espino y el de Roberto Méndez, por citar algunos, pero inexplicablemente la actual directiva quitó de ese alto sitial los números, y sería interesante que dieran una explicación al respecto.

Es cierto que en pasillo central de ingreso al interior del Estadio Panamericano, sede de Charros de Jalisco y que lo fue de Mariachis de Guadalajara, se cuenta con una estatua de Fernando instalada hace años por la directiva que trajo de regreso el beisbol profesional a Jalisco, pero ya con la nueva dirigencia no se han generado realmente magnos homenajes de gran impacto social para “El Toro”.

Además, se dijo en algún momento que los estadios de los equipos mexicanos en que jugó (Charros de Jalisco, Mayos de Navojoa, Naranjeros de Hermosillo y Águilas de Mexicali, entre otros), llevarían su nombre, pero el único que lo cumplió fue el conjunto hermosillense.

El lamentable deceso de Fernando Valenzuela, ocurrido el pasado martes 22 de octubre del año en curso, sin duda el más grande, el más importante y trascendente pelotero mexicano, es motivo de recordar al personaje que fue y es de esperar que ahora sí se realicen los homenajes y distinciones que quedaron pendientes; que se retire el número 34 de todos los equipos de las dos Ligas mexicanas, que se reconozca el día en su honor y que entre todos empujemos fuerte desde México, desde cualquier rincón de donde se juega el beisbol a nivel global, el más importante en las Grandes Ligas, para reconocerle a Fernando su grandeza y llevarlo a donde debe estar, al Salón de la Fama de Cooperstown.

En su palmarés se cuenta que participó en seis Juegos de Estrellas por la Liga Nacional; fue Novato del año con Dodgers (1981); Campeón de la Serie Mundial (1981; 1988); Premio Cy Young (1981); más blanqueadas en una temporada: seis (1981); Guante de Oro (1986); y Bat de Plata (1981, 1986, 1989), entre otros.

En 1990 lanzó juego sin hit ni carrera ante los Cardenales de San Luis, habiendo logrado 173 victorias durante 11 temporadas con Dodgers con un promedio de efectividad de tan sólo 3.54 carreras limpias admitidas.

Además de Dodgers participó con Serafines de Anaheim, Orioles de Baltimore, Phillies de Filadelfia, Padres de San Diego y Cardenales de San Luis.

Ahí quedan sus récords, sus triunfos, su enorme trayectoria que le generó convertirse en una figura del beisbol mundial y muy particularmente en México y en los países de habla hispana, habiendo generado la “Fernandomanía”, un fenómeno que prevalece hasta la actualidad, sin dejar de mencionar que muchos aficionados que gustan del deporte rey fueron incentivados por el destacado juego y la figura del propio Valenzuela.

Para quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo más allá del parque de pelota, sabemos que también hemos perdido a un gran ser humano y un hombre educado, atento, que siempre se entregó al beisbol y que nunca perdió el don de gente y la humildad que siempre lo caracterizó.

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