*Luz... y sombra
Es probable –ya lo dirá el tiempo— que la victoria de ayer, sobre el León, haya dado al Guadalajara el impulso que le permita hacer efectivos los anhelos de sus dirigentes y las exigencias de sus simpatizantes…
Ya está en zona de clasificación. Ya va camino a la “Liguilla”. Ya no depende de otros, sino de sí mismo.
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El resultado de ayer se antojaba factible. Primero, porque se jugaba en casa. Segundo, porque los rayados habían puesto sobre aviso a los demás competidores al ganar el encuentro que disputaron como visitantes del Tijuana...
Se esperaba, sin embargo, que el León fuera un sinodal problemático. Sublíder de la clasificación general hasta antes de la derrota de ayer, se le reconoce como uno de los mejores equipos de la Liga. Además, se esperaba que llegara con el orgullo herido tras la derrota de media semana ante Los Angeles, que lo eliminó de la Copa de Campeones de la Concacaf, y que intentara endosar a los rojiblancos la factura de los platos rotos.
No hubo tal. El Guadalajara jugó uno de sus mejores partidos en lo que va del certamen, principalmente porque dejó en blanco a la ofensiva de los “Panzas Verdes”, la mejor (ex aequo con la de los “Pumas”) de la Liga. Además, aunque llegó pocas veces, Macías y Beltrán tuvieron la contundencia necesaria para inclinar la balanza a favor de su equipo.
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El Atlas, por contraste, regresó de su visita al Santos Laguna con su cuarta derrota consecutiva. El nuevo descalabro aniquiló el relativo consuelo de haber jugado el mejor partido del ciclo de Rafa Puente como timonel.
La falta de Govea, sancionada con penalti, arruinó la fiesta. Aunque se combinaron la deficiente ejecución de Furch y la atajada de Vargas, el rechace del arquero dio una segunda oportunidad que Furch aprovechó para lavar su error y hacer el gol con que se escribiría la historia.
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Sombra de lo que había sido en el primer tiempo; víctima, quizá, de la sicosis de que las luces se le apagan y las puertas se le cierran por sistema, el pelotón rojinegro se limitó a mantener el orden defensivo, con lo que evitó una goleada escandalosa… pero a la ofensiva fue tan inoperante que dejó la sensación de que si los “Guerreros” hubieran jugado sin portero, no hubiera habido ninguna diferencia en el marcador.