Los retos del regreso a clases
Aquí vamos otra vez. Llegó el regreso a las aulas en este 2022 luego de dos semanas de clases a distancia. Más de un millón 600 mil niños se esperaban en los planteles del Estado, sin embargo no hubo caos ni tráfico ni aglomeraciones afuera de las escuelas; la incertidumbre se percibe, el covid está entre nosotros, también el miedo, al menos entre los padres de familia que decidieron prolongar la educación en línea mientras las aulas abrían sus puertas.
Y es que el acelerado aumento en contagios en Jalisco, que pasó de más de cuatro mil la primera semana de enero, a más de 14 mil en la segunda es un parámetro lo suficientemente claro para saber que la presencialidad viene acompañada de retos importantes. El primero de ellos es el replanteamiento de la agenda familiar. Para quienes deciden que sus pequeños permanezcan en casa significa, por lo menos, una reorganización integral: para unos, suprimir actividades; para otros, involucrar a los pequeños en las actividades laborales o definitivamente incluir un agente externo que acompañe a los niños en sus actividades académicas, lo que también significa ingresar al segundo reto: un replanteamiento en las finanzas. El tiempo cuesta.
Mientras Martha hacía el “check list” de uniformes, mochilas y loncheras para sus dos hijos en la víspera de la vuelta a clases, los grupos de padres de familia que la mantienen al tanto de las disposiciones escolares se incendiaron. Un comunicado de la primaria generó más de 200 mensajes en un par de minutos: la maestra de uno de sus hijos dio positivo a covid otra vez. Sí, otra vez, pese a tener el esquema de vacunas completo. No tardaron las señales de alarma: quienes confirmaban su presencia la cancelaron, otros más sugirieron un grupo de tareas y otros ya visualizaban clases en línea con un profesor alterno con su respectiva remuneración. Los efectos de un resultado positivo no sólo atañen la salud o la economía de quien resulta positivo, todo a su alrededor se ve involucrado en consecuencia.
Mientas se determinaron 14 días de incapacidad para la maestra en cuestión -caso contrario a la mayoría de las incapacidades actuales que con la nueva variante Ómicron se reducen tan sólo a una semana- para Martha, su hijo y muchos otros niños que como él ven interrumpida la experiencia de la “normalidad” fue un “Monday Blue” de un azul oscuro casi negro. Y es que en tiempos donde la educación socioemocional forma parte de las asignaturas obligatorias, la inestabilidad es algo que los pequeños no pueden asimilar como los adultos.
La confianza es el tercer reto a vencer. Todos estamos expuestos al COVID-19, sin importar las medidas que tomemos. Algunos vivimos con él cuando no había vacunas y el miedo se transformó en pánico, pero confiamos en no regresar a esos días oscuros. Una vuelta al Sol después el panorama se observa distinto, el miedo se disipa, pero la incertidumbre permanece, y ahí seguirá para recordarnos todo lo que no podemos controlar; mientras tanto, en nuestras manos está el compromiso de vigilar una generación de niños que crece con un esquema virtual o híbrido de educación en una edad que no ha desarrollado la madurez para enfrentarlo.
Se habla de desaceleración o crecimiento en la economía, de los retos en la salud y generación de empleo, importantes rubros sin duda; sin embargo, aunque ahora las aulas están abiertas en un regreso escalonado para todos los niveles académicos, los dos años de rezago educativo aguardan a la vuelta de la esquina y más temprano que tarde nos mostrarán sus efectos.
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