Los "monstruos" del crimen organizado
Desde al menos dos coches monstruo, como se conoce a los vehículos de blindaje artesanal armados por el crimen organizado, civiles armados dispararon el domingo contra unidades de la Secretaría de la Defensa Nacional quienes circulaban al paso en la carretera que va de Jalostotitlán a Teocaltiche, en el municipio de Teocaltiche.
Tres agentes fueron asesinados y otros cinco resultaron heridos.
Aunque los gendarmes trataron de repeler la agresión, nada pudieron hacer a los criminales ni a sus vehículos, unos armatostes de aproximadamente dos metros de alto blindados de arriba a abajo, con solo unas pequeñas "ventanas" que quedan libres para disparar desde dentro.
Ni siquiera las llantas pueden ser dañadas, pues estos suelen utilizar neumáticos especializados (run flat) para que, en caso de alguna ponchadura, puedan seguir rodando unos 50 a 80 kilómetros más según la velocidad que lleven.
Los coches monstruo cada vez son más sofisticados, no solo llevan torretas, sino que, además, algunos llevan al frente una especie de punzones para abrirse camino: pueden tanto quitar maleza, como cualquier otro objeto, incluso dañar y sacar del camino a otros vehículos.
Todas estas características permiten que los criminales sean casi intocables. Lo vimos no solo en el ataque a los gendarmes el domingo pasado, sino que también cuando desde un vehículo de este tipo asesinaron al líder de las autodefensas de Michoacán, Hipolito Mora, en junio pasado.
Jalisco es tercer lugar en decomisos de "coches monstruo", según estadísticas de la Sedena se han retirado 14 desde 2015. Es superado por Michoacán con 18 y Tamaulipas con 90 vehículos del tipo.
Son usados regularmente en las sierras y municipios "alejados", donde la población vive sometida por el crimen organizado, por lo cual nadie habla de ellos, pero todos saben que existen. Así los criminales demuestran su poderío, pues dada su magnitud tampoco es que deseen esconderse.
Lo peor es que suelen ser armados en la clandestinidad por especialistas en soldadura y herrería, y, en ocasiones, cuando los criminales buscan armar este tipo de vehículos plagian a quienes saben del oficio para obligarles a hacer trabajo forzado, quitándoles la vida cuando ya les han servido.
Un ejemplo que pudiera estar relacionado, es el de los tres italianos desaparecidos en Jalisco a inicios del 2018, quienes, de acuerdo con las autoridades estatales, vendían plantas de luz, soldadura y distintas herramientas "alteradas", pero basta con escribir las palabras "soldador desaparecido en Jalisco", o "herrero desaparecido en Jalisco", en Internet, para encontrar lo descrito.
Ante la diversificación de necesidades de las "empresas" del crimen organizado, hoy nadie está a salvo, ni militares, ni ciudadanos.