Los malos entendidos
Tantas discusiones y pleitos en la familia muchas veces provocados por malos entendidos que no supimos aclarar a tiempo. Es muy frecuente tener fricciones y resentimientos innecesarios, provocados por las interpretaciones incorrectas de lo que está pasando o de lo que se ha dicho.
El problema es que reaccionamos impulsivamente y de manera negativa, sin siquiera darnos la oportunidad de aclarar las cosas. Será que la percepción de los hechos antecede a las emociones o es al revés, es decir, que reaccionamos a las situaciones sin ni siquiera pensar, porque emocionalmente estamos inestables o alterados.
El caso es que nos enojamos fácilmente y la agarramos contra alguien y eso es más que suficiente, como para ya no querer volver a estar con esa persona. Y lo peor del caso es, que a partir de entonces las relaciones en la familia se ven afectadas, porque ya no es lo mismo. Es exactamente lo que sucede cuando un hermano no quiere ir a una reunión porque va a ir el otro. O se amenaza con la idea de "y si va a ir mi tía, mi suegra o la fulana; entonces yo no voy". Estas maneras de reaccionar y de comportarse, afectan mucho nuestras convivencias, y aunque se puedan justificar, los sentimientos y los motivos del por qué no querer ver a alguien, de cualquier manera son conductas negativas que ameritan tratarse de resolver. A pesar de la necedad y la incapacidad de perdonar.
Los especialistas aseguran que las personas rencorosas y que se quedan atrapadas en el enojo y el rechazo a los demás, en realidad se están haciendo más daño a sí mismos y no están resolviendo nada, sino complicando más las cosas. Particularmente agravando la situación.
Una de las más importantes recomendaciones es: aclarar las cosas. Si no se quiere hacer en persona, al menos por escrito, pues lo peor que podemos hacer es quedarnos con los malos entendidos y seguir con los desacuerdos, que tal vez con un poco de voluntad se puedan convertir en un feliz acuerdo.
Así que, intentemos hacer un cambio positivo por mejorar la relación con el pariente o amigo (con los que se han tenido fricciones y conflictos) y tratemos de arreglar las cosas por el bien personal y el de la familia.
Es uno de los mejores regalos que nos podemos dar y a su vez a todas nuestras relaciones. Vencer el orgullo, la terquedad, el resentimiento y la intolerancia es un gran avance.