Ideas

Los homicidios sin homicidas

I

El asesinato de dos guardias privados que custodiaban la estación de retransmisión de Canal 44 reavivó el conflicto político entre la UdeG y el Gobierno de Jalisco.

Cualquier atentado contra un medio debe investigarse. Sin embargo, el doble asesinato fue opacado en la conversación pública.

Se convirtió, por así decirlo, en un asunto periférico. Pasó a segundo plano.

El exceso retórico de la comunicación oficial incluso justificó «que iban por ellos» y «resolvió» el crimen prematuramente bajo la hipótesis del robo.

Los muertos, salvo su registro en la estadística oficial, pasan siempre a segundo plano.    

II

Entre el último día de 2021 y el primero de 2022 asesinaron a 15 en el Estado, dos bebés de un año y cuatro mujeres entre las víctimas.

III

Las fosas clandestinas más grandes del sexenio se localizaron en Jalisco. En el Mirador, en Tlajomulco, se exhumaron 171 cadáveres; en Los Sabinos, en El Salto, 115 cuerpos.

Ante este horror, la Fiscalía ha reducido su labor a un papel notarial y necrológico: contar muertos.

IV

Un domingo a finales de septiembre, ocho balazos me despertaron a las siete de la mañana.

En la esquina de la casa, asesinaron a un hombre a la salida de un bar. Sobrevivieron sus dos acompañantes: otro hombre y una mujer trasladados a un hospital de urgencia. Según testigos, la agresión derivó de una riña dentro del bar.

Los homicidas cazaron a sus víctimas al abordar su vehículo, liquidaron un pleito a balazos y huyeron: matar en una riña de cantina en Guadalajara sale tan barato como en el Viejo Oeste.

Veinticuatro horas después, el lunes, en la calle yacían aún restos de gasas ensangrentadas, una bolsa de suero vacía y jeringas frente a los comercios que levantaban sus cortinas.    

V

En la cena de Año Nuevo, un amigo de Guadalajara, pero que reside en Aguascalientes, relató cómo un doble homicidio afuera de un centro comercial conmocionó hace poco a la ciudad. Durante una semana -contó- no hablaron de otra cosa en medios y en el trabajo.  

En Jalisco matan a seis personas al día en promedio. Nadie habla de ello. ¿Cuándo dejó de asombrarnos que maten a otro ser humano? ¿Cuándo comenzó a asombrarnos el asombro de otros por un asesinato?  
Colofón

Estas estampas retratan la complejidad de la violencia homicida en que estamos sumidos: ninguno o muy pocos de los crímenes enumerados fueron o serán castigados.  

A nivel sociedad, la convivencia cotidiana con este delito generó una especie de anestesia colectiva o aletargamiento. El asombro y su consecuencia natural, la indignación, abren paso a una normalidad mal entendida.

El homicidio doloso se convirtió en insumo de una fría máquina burocrática para contar víctimas sin victimarios. En la estadística oficial, en la retórica del combate al crimen, cuenta contar menos muertos, pero no homicidas sentenciados. En el mejor de los casos, la Fiscalía «justifica» las razones del crimen con base en hipótesis que difícilmente prueba.

En Jalisco, el estado de los homicidios sin homicidas, sólo se castigan 11 de cada 100 asesinatos.  

EN PERSPECTIVA. Impunidad: del latín impunitas, impunitatis. Dícese de la libertad absoluta, desenfreno, exceso que no recibe castigo alguno. 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando