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Los enredos del Aeropuerto tapatío

El conflicto del Aeropuerto se eterniza. Pasan los meses y los años y lejos de encontrar solución se va haciendo más y más complejo sin que las autoridades tomen cartas en el asunto. Son cuatro los actores en este enredo y cada uno con su responsabilidad:

Los ejidatarios que exigen, con razón, que se les paguen sus tierras conforme a la resolución judicial. La discusión es cuál es el precio al que se debe indemnizar, el de los años 50 cuando se construyó el Aeropuerto o el de los setenta cuando finalmente se reconoció que eran los propietarios y se expropió el terreno. Ellos, con razón, pelean el precio del momento de la expropiación que se estima es diez veces más. Podemos estar de acuerdo o no con sus métodos de presión, pero merecen una respuesta.

El Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) es el gran afectado en este trance, pero es también sin duda quien ha lucrado con la concesión dando un servicio por debajo de los estándares esperados por los usuarios. La inseguridad jurídica y la toma de las instalaciones se han convertido en la mejor excusa: quién puede o quiere invertir en un terreno cuya propiedad está en el limbo.

Los gobiernos que se van seguramente no van a hacer nada; si no lo hicieron cuando tenían pleno poder mucho menos ahora que están en pleno ocaso

El Gobierno federal, concretamente la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, es el gran responsable de todo este lío. Simple y sencillamente no tienen ganas de resolverlo. Ellos son en todo caso los obligados por la resolución del juez y no han hecho más que decir que esto ya está pagado, pero sin voluntad de escuchar o al menos pedirle al juez que defina cómo debe calcularse el monto.

Finalmente, el Gobierno del Estado que, debiendo ser el principal interesado en arreglar el problema pues lo que está en disputa no es la propiedad de un terreno sino el desarrollo de Jalisco, ha jugado un papel ambiguo, sin exigirle al Gobierno federal que se siente a resolver el asunto y sin capacidad real para sentar a los ejidatarios para que no afecten las operaciones del Aeropuerto.

Los gobiernos que se van seguramente no van a hacer nada; si no lo hicieron cuando tenían pleno poder mucho menos ahora que están en pleno ocaso. El reto es para los que llegan. Guadalajara es el segundo Aeropuerto de carga del país y tercero de pasajeros. Por ahí pasa una buena parte del desarrollo económico. De no construirse la segunda pista las exportaciones de Jalisco, el único de los estados grandes que sigue creciendo sus exportaciones, se verán seriamente afectadas.

Resolver el tema del Aeropuerto debería ser considerado por López Obrador y por Alfaro un tema de máxima prioridad y por los jaliscienses de máxima exigencia.

(diego.petersen@informador.com.mx)
 

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