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Los ecos políticos de la reunión AMLO-Alfaro

Aunque ayer, en el púlpito de la rueda de prensa mañanera, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no hizo referencia alguna a su encuentro el miércoles en Palacio Nacional con el gobernador Enrique Alfaro, ni fue cuestionado sobre el tema, esa reunión llamó mucho la atención entre los gobernadores que conforman la Alianza Federalista, de la que el mandatario jalisciense forma parte, y en las dirigencias partidistas del PAN, PRI y PRD que ya le habían reprochado, junto con varios líderes empresariales, no haber apoyado que su partido Movimiento Ciudadano (MC) se integrara a la coalición “Sí por México” para hacer un bloque opositor con el objetivo de quitar la mayoría a Morena en la Cámara de Diputados en las elecciones del 6 de junio, y desmantelar la aplanadora que acata sin chistar todas las peticiones del Presidente de la República.

Cuentan que, en la Alianza Federalista, además de la sorpresa que les causó el encuentro AMLO-Alfaro, les provocó también sentimientos encontrados. Los optimistas lo vieron como la puerta para que empiece a recibir a cada uno de los integrantes de este movimiento, o hasta la reunión que en grupo le vienen pidiendo desde el año pasado, como cuando el pasado 3 de diciembre el propio Alfaro y Javier Corral, gobernador de Chihuahua, le respondieron al Presidente ante su negativa de recibirlos que reunirse con los integrantes de la Alianza Federalista no dañaba la investidura presidencial como argumentó, ni querían hacer “politiquería” o querer romper con el pacto federal, sino para hablar de un nuevo pacto fiscal que modificara las reglas para el reparto presupuestal a las entidades de la República. 

Los menos optimistas temen que este acercamiento desactive el protagonismo que había mantenido Alfaro al interior de la Alianza Federalista desde su formación, el año pasado, cuando decidieron salir de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Habrá que dejar al tiempo revelar a quién le da la razón.

En los altos círculos del PAN, PRI y PRD interpretaron el encuentro con más rudeza. En sus corrillos lo tomaron como la más clara señal de los acuerdos soterrados que hubo entre MC y el partido del Presidente para que los naranjas no se sumaran al bloque opositor por ser Jalisco el epicentro de ese instituto político, como ya lo había dejado entrever la semana pasada el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, en su visita a Jalisco. 

Más allá de los ecos e interpretaciones políticas de este encuentro en Palacio Nacional, luego de dos años de fuertes desencuentros entre Alfaro y López Obrador, lo cierto es que este acercamiento pondrá en entredicho la referencia de contrapeso presidencial a la que había apostado Alfaro como eje para sus proyectos políticos futuros, o de plano es un golpe de timón para cambiar de ruta. 

jbarrera4r@gmail.com

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