Ideas

Los discursos del Presidente

Andrés Manuel es un fenómeno. Pocos políticos han pisado este suelo con tanta facilidad para gobernar, convocar (a los suyos), hacer trinar de coraje a los desarticulados opositores y, en suma, levantar pasiones con tal fulgor. Andrés Manuel es una prueba de tesón o de obsesión, según el ángulo desde el que se mire. Basta ver la historia del político tabasqueño de larguísima trayectoria, inspirado desde sus estudios en Marx y en corrientes que, hasta la madurez del mismo, han sido llamadas de izquierda. Y es que la vida nos cayó, o quizá solo cayó aquella cortina de acero que dividió en dos bandos al mundo durante tantos años. Unos se volcaron sobre el sistema neoliberal, los otros sobre el socialista, los menos en medio de ambos extremos.

Andrés fue un romántico, pensó como tantos de nosotros, que la tierra, el plato y la bebida, no digamos la riqueza, se podían distribuir entre todo un pueblo de manera justa y equitativa. Qué sueño más bello, que nadie abuse de lo que tiene, que a nadie le sobre lo que no va a usar y que el que tenga frío, le podamos compartir techo y cobijo. La idea es preciosa, la humanidad es otra cosa. La historia le ha puesto la medalla de ganador al rampante y voraz sistema capitalista sin detenerse a ver también sus propios estragos y las consecuencias brutales del mismo. Quizá una de las más dolorosas sea la permanente desigualdad que evita el progreso real de la humanidad y restringe ciertas oportunidades a solo unos cuantos. Pero esta no pretende ser una disertación sobre los dos sistemas político-económicos que dividieron al mundo ni mucho menos los estragos de los mismos. Solo ponía en contexto el mundo en el que Andrés Manuel creció y además fue sensible. El presidente se dio cuenta de lo que el país había padecido gracias a las políticas neoliberales que firmaron la ola de priistas cuando él ya era un líder comunitario, y entre el entusiasmo, el capital político y sus convicciones fue haciendo de sí mismo un bellísimo discurso. ‘Por el bien de todos, primero los pobres’ es una de las ideas convertidas en frase más convincentes en la política mexicana. Ya mero se va nuestro presidente a casa y de su administración podremos rescatar solo eso, sus preciosos discursos.

argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina

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