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Los cinco millones de Guadalajara y la indispensable lucidez

Cumplir los cinco millones de habitantes es una señal de gran trascendencia. Es un hito muy significativo en el camino de Guadalajara, de toda esta ciudad que a diario, a pesar de todos los pesares, renueva su vigencia, ejerce su vitalidad para seguir adelante, da cobijo y sustento –aunque para muchos precario– a sus moradores.

De 1964 a 2017: En 53 años la ciudad quintuplicó su población. En términos esquemáticos, un millón de nuevos pobladores por decenio. Un reto que, en retrospectiva, era inmenso. Y que, con todas las limitaciones que se quiera, la urbe ha resistido, superado. Aquí estamos, aquí desarrollamos nuestras vidas, aquí perseveramos y buscamos todos una mejor existencia.

Injusticia, precariedad, insuficiencia de satisfactores sociales, ecológicos, urbanos: saldos muy dolorosos. Y también amplias franjas de la población que se las arreglan para llevar un transcurso cotidiano razonable, muchas veces incluso feliz, afortunado: saldos alentadores.

Tanto por hacer por la ciudad, tanto que trabajar por ella. Y tanta lucidez que requerimos para saber dónde estamos, a dónde queremos ir. Múltiples instituciones laboran a diario para ir encontrando los diagnósticos necesarios, las prospectivas apropiadas. Sin embargo, parece hacer falta una visión integrada, legible y comunicable a toda la población del devenir histórico de Guadalajara, de los antecedentes que desembocan en el presente, del estado que guarda hoy la metrópoli, de las políticas y medidas que podrán ofrecer un mejor futuro para cinco millones de tapatíos.

Parecería una obviedad pero, ante las evidencias, es preciso subrayarlo: estamos todos en el mismo barco, compartiremos la misma suerte, y más allá de cualquier división administrativa Guadalajara es una sola ciudad. Esta certeza, ahora vaga y diluida, está en el centro de la construcción de una sociedad solidaria, consciente, actuante. Sin importar los modos de habitar (como la marginación, como 15% del área urbanizada ahora constituida por desarrollos cerrados) la totalidad de la población experimenta el fenómeno urbano en el que está inmersa, para bien y para mal. La totalidad de quienes vivimos en Guadalajara incidimos en ella, somos responsables de nuestra ciudad.

La coyuntura demográfica, real y simbólica, de los cinco millones de tapatíos debe servir para efectuar un esfuerzo lo más generalizado posible de lucidez. Lucidez frente al estado actual de la ciudad, frente a lo que, autoridades y sociedad civil, debemos hacer no solamente para encarar los retos actuales y futuros: para tener una mejor ciudad. Radicalmente mejor.

Una propuesta que puede estar en la base de este proceso: un instrumento accesible y claro que establezca dónde estamos, hacia dónde queremos ir como comunidad humana y urbana. Una publicación que pueda comunicar lo anterior, elaborada por los actores idóneos, eficaz, certera, comprensible por todos. Que llegue a todos los estratos de la población, a las escuelas y centros de educación y laborales, a las instancias oficiales, al público en general. Una publicación en versión impresa y audiovisual, que utilice los distintos medios de comunicación —impresos, radiales, televisivos, cibernéticos— para ser difundida masivamente y sobre todo de manera eficiente. Será un paso fundamental para alcanzar, como sociedad, la lucidez necesaria para entender y asumir la ciudad, para ser verdaderamente dueños de nuestra actual circunstancia, de nuestro futuro.

jpalomar@informador.com.mx

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