Ideas

Los casos del INE e INAI y el fracaso de la política

En los sistemas democráticos, la política casi siempre está vinculada a la negociación.

Si no hay una fuerza política que tenga el control todos los poderes del Estado, gobernar requiere que los partidos políticos representados en los órganos de Gobierno deliberen y lleguen a acuerdos.

Para ello se requiere negociar, es decir, intercambiar visiones e ideas y aceptar los puntos de vista de otros.

En México, el actual Gobierno, y especialmente el Presidente López Obrador, ha estigmatizado este proceso que es inherente a las democracias.

La referencia anterior viene por dos hechos que se han presentado en México en las últimas semanas: la selección de los nuevos consejeros del INE, así como la omisión en la elección de los consejeros del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI).

El Presidente López Obrador celebró que la designación de los nuevos consejeros del INE haya sido mediante una tómbola.

“En la antigua Grecia se usaba este método”, refirió.

Esa evocación explica su gusto porque sean las asambleas en las plazas públicas las que tomen las decisiones en votaciones a mano alzada.

La estigmatización de la negociación tiene como raíz la creencia de que sólo la fuerza política que representa el Gobierno autoritario tiene la razón, por lo que los demás deben ser excluidos.

En México, en la elección de los nuevos consejeros del INE se eliminó dicho proceso de deliberación.

En el caso del INAI, el pasado 31 de marzo, al término del periodo de Francisco Javier Acuña como comisionado, el pleno de ese organismo quedó solamente con cuatro integrantes de los siete que debe tener, lo que le impide tomar decisiones que sean legalmente válidas.

El pasado 15 de marzo, el Presidente de la República vetó los nombramientos que había hecho el Senado.

No objetó que los perfiles profesionales de las personas designadas no cumplieran con los requisitos legales sino que sus nombramientos fueran producto de una negociación entre partidos.

Esta determinación dejó de manifiesto nuevamente la percepción que AMLO tiene de la política y su aversión a la negociación, es decir a la necesidad de conceder espacios a las fuerzas políticas que tienen percepciones diferentes a las que él tiene.

¿Qué implicaciones tiene para el país el fracaso de la política, entendida como proceso deliberativo y de negociación?

Para quienes seguimos pensando que Winston Churchill tuvo razón cuando dijo que la democracia es el peor sistema de Gobierno… con excepción de todos los demás, el signo es muy preocupante.

Si quien encabeza la fuerza política mayoritaria en México y tiene en sus manos la mayor concentración de poder de las últimas décadas le tiene una aversión a los procesos de negociación política a los que estigmatiza como “componendas”, existe la amenaza -implícita al menos- de un rechazo a todas las decisiones que provengan de la negociación.

¿Toleraría un Gobierno de Morena en el futuro un Congreso en el que perdieran la mayoría absoluta y tuvieran que negociar leyes y presupuesto?
Creo que la pregunta resulta pertinente.

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Enrique Quintana

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