Los bebés del nepotismo
Albricias, albricias, acaba de nacer en México un nuevo concepto: el “Nepo Baby” o bebé del nepotismo.
El alumbramiento se dio cuando Max Jaramillo, doctor y economista fundador del Instituto de Estudios sobre la Desigualdad, habló de los bebés del nepotismo en México a través de su cuenta Gatitos contra la Desigualdad (@GatitosVsDesig) y mencionó a Ricardo Salinas Pliego como ejemplo.
El término “Nepo Baby” surgió a finales del año pasado en el mundo del espectáculo cuando usuarios de TitkTok “descubrieron” que Maude Apatow, protagonista de la serie Euphoria de HBO, era hija de un director y actriz famosos.
Primero vino la desilusión y luego las críticas a la joven actriz, acusada de ganar ese protagónico gracias a su ventajoso linaje en Hollywood. Entonces, aunque parezca broma, los “ciberlotodos” descubrieron que había más casos similares: hijos de famosos que se colgaban de un lazo dinástico para brillar. Ahí habría quedado la discusión, pero…
La New York Magazine publicó el 19 de diciembre una edición dedicada a los “Nepo Babies” de Hollywood en una especie de revisión crítica de los méritos legítimos o no de una dinastía de vástagos de famosos con poco, mucho o nulo talento.
De ahí la discusión saltó a ámbitos como la política, la clase empresarial, la academia y otras élites.
El concepto “bebé del nepotismo” recoge una expresión -como en su momento el término “Mirrey”- que describe a un personaje que basa su superioridad moral y material en la idea meritocrática de que todos nacimos con las mismas oportunidades de triunfar.
La etiqueta a de Salinas Pliego como “Nepo Baby” por parte de Gatitos contra la Desigualdad desató una reacción estrafalaria del empresario acostumbrado al lenguaje trumpiano para azuzar y burlarse de sus seguidores. “Les mando muuuuchos besitos desde la desigualdad y los privilegios que tengo gracias a haber nacido en una familia trabajadora y con dinero”, ironizó el dueño de Elektra.
De la noche a la mañana, Max Jaramillo, un economista y doctor en ciencias sociales, saltó a las revistas del corazón como TVNotas y otros medios de referencia de todo el país con su discusión sobre los “Nepo Babies”. Un pequeño paso para un internauta, pero un gran paso para el debate público sobre la meritocracia.
La meritocracia entendida como ese relato mítico y fundacional para justificar lo incomprensible: que en México el 1% más acaudalado concentre el 46.9% de la riqueza nacional.
La meritocracia como esa idea que le pone rostro humano al gesto inhumano de la pobreza producto de la desigualdad y la falta de oportunidades. Esa que asegura que unos eligen ser pobres porque no trabajan duro y otros eligen la riqueza porque simplemente se esfuerzan más.
Nadie sataniza la riqueza de Salinas Pliego ni que sea bisnieto, nieto e hijo de empresarios prósperos. Lo debatible, en todo caso, es que creamos -él lo puede creer- que es el tercer hombre más rico de México gracias sólo al producto de su esfuerzo y no de cuatro condiciones que definen a un “Nepo Baby”: la riqueza como una herencia en donde gracias al linaje hereda ventajas; los negocios al amparo del poder público para acrecentar su fortuna -la compra de Imevisión para consolidar el duopolio televisivo por ejemplo-; la evasión de impuestos y la operación de monopolios rentables con la complicidad del Estado.
Si ese no es un maratón con competidores que arrancan en el kilómetro 21 como dice Max, ¿qué sí lo es?
Nació una discusión que ojalá se haga cada vez más pública gracias al lenguaje que nos regala para este 2023 un concepto maravilloso para explicar una realidad: el nepotismo bebé.
jonathan.lomelí@informador.com.mx