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Los 100 de AMLO, Sheinbaum y Alfaro

El corte de caja es útil para hacer propaganda, nada más. Cuando lo hacen las autoridades se empequeñecen pues eso de mostrar resultados a los 100 días es propio de gerentes con ámbitos limitados, no de autoridades serias con responsabilidades complejas. Cuando lo hacen los periodistas, la oposición y las voces que algo tienen que decir, perpetúan la mentalidad de dependencia hacia gobernantes que hay que adorar porque tienen una varita mágica y son los hadas madrinas de la sociedad. Hadas que nos harán felices, ricos, seguros y educados en 100 días.

Este marzo hubo tres actitudes distintas frente a los 100 días de Gobierno de tres autoridades que sigo con atención: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en la Presidencia, Claudia Sheinbaum, en la Ciudad de México y Enrique Alfaro, en Jalisco.

El primero tiene la agenda diaria, los altavoces requeridos y el monopolio del mensaje legítimo. Lo que diga es verdad y su palabra será retransmitida 100 veces más que todas las que evidencian que hay mentiras, manipulaciones y errores en las decisiones tomadas.

En el caso del Presidente de la República el episodio es un formidable acto de propaganda que nada tiene que ver con un cambio objetivo de la realidad. Lo que hay es un radical cambio en el marco normativo, pero hoy nadie tiene mejor empleo, más seguridad o mejor futuro por lo que haya hecho AMLO o haya aprobado Morena.

En la Ciudad de México, los 100 días fueron un penoso actito de propaganda que sólo empequeñeció a la jefa de Gobierno. Como es imposible que hayan cambiado las cosas importantes en 12 semanas y ella no tiene el potente aparato para inflar y hacer de su mensaje el único que se oiga, Claudia Sheinbaum termina por informar cositas, como que ya tiene una página que sirve como el Inegi para la ciudad pero con mapitas, que un edificio que se cayó hace dos años ya fue reconstruido y que en lugar de que cinco chilangos sean asesinados al día, hoy son cuatro punto y algo.

Y pues claro, si considera que ese es su logro (y para empezar es penoso), entonces también se le pueden cargar a ella los incrementos en más de 250% en violaciones o asaltos a transeúnte, pero no porque sean su culpa sino porque ella empezó al mostrar como logro un ridículo decremento en asesinatos. Lo importante, en todo caso, son las interesantes estrategias policiacas que ya adoptó, pero esos no son resultados.

En Jalisco, los 100 días de Enrique Alfaro como gobernador son desconcertantes porque no hizo ningún acto oficial para dar su versión, pero los medios de comunicación se encargaron de hacerlo por él. La seguridad, la relación con Andrés Manuel López Obrador, y la estrategia durante el desabasto de gasolina le cayeron encima, mientras el gobernador guardó silencio. Tiendo a pensar que su estrategia esta vez fue adecuada. No tiene el potente aparato de Presidencia, puede quedar empequeñecido como Sheinbaum y 100 días no alcanzan más que para ver dónde están los secretarios que sí le sacarán la chamba, pero de eso no hay que hablar porque se pelean. Si aún no tiene nada qué informar (como no tiene nadie, francamente), se agradece que no lo haga. 

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