Ideas

López; “su mundo ideal” en ruta a la dictadura

Yo sí tengo que reconocer que Andrés Manuel López Obrador nos ha engañado con la verdad. Él no ha cambiado y si acaso lo que se le puede criticar es que ha involucionado de mal a peor. Esa forma de actuar beligerante e intransigente que nos mostró cuando perdió la elección presidencial de 2006, es la misma que exhibe cada mañana en sus conferencias. En aquella su primera derrota al aspirar a ocupar la silla presidencial, se valió del pretexto de la victoria arrebatada por Felipe Calderón Hinojosa, para romper normas, bloquear calles y avenidas, entorpecer la convivencia y arremeter contra “sus enemigos”.

Sus conductas no se han modificado; lo que ha venido diciendo y haciendo de entonces a la fecha, es lo mismo que vituperaba en cada escenario que pisó en sus 14 años de campañas electorales, aunque quizá su forma de conducirse se ha acentuado con la vejez, los defectos y los años. Cada vez es más patente la forma en que se proyecta la realidad de un personaje que, en retrospectiva y analizando sus acciones, sus dichos, muchas de ellas ya estaban en el espectro social, ya estaban presentadas a la comunidad pero no se habían mostrado tan claras en cuanto a lo que es en realidad Andrés Manuel López Obrador, su forma de pensar, su esquema, su visión de lo que es la política, el “servicio público”, o el servirse para un fin que en su torcida mente considera es lo correcto.

“Al diablo las instituciones”, fue una frase que pronunció en 2006 en el contexto de su furia contra el antes Instituto Federal Electoral (IFE) hoy Instituto Nacional Electoral (INE). En los últimos días quedó al descubierto su perverso proyecto de destruir al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), tras haber salido a la luz pública las grabaciones de la reunión que el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, sostuvo con legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las que el citado funcionario público del más alto nivel, hace labor de mensajero y transmite la instrucción presidencial de ‘No nombrar a los comisionados del INAI’.

De acuerdo con el audio presentado la noche del pasado jueves por el periodista Carlos Loret de Mola para el portal del Latinus, el secretario dice a los senadores que el Presidente considera que lo más conveniente es que el proceso de designación no continúe. “Me dijo, y aquí se los comento a todos ustedes: ‘Yo creo que lo que más nos conviene es que haya un periodo de un impasse’. Ayer le comenté que iba a venir y que seguramente uno de los temas a tratar sería el del Instituto, y la respuesta es la misma, estamos en el mundo ideal. Nosotros no tenemos ninguna urgencia por que se nombre (a los comisionados) en estos momentos”, dice López Hernández en el audio.

También quedó en evidencia el engaño de AMLO, quien con toda premeditación, alevosía y ventaja, echó mano de su poder para vetar los nombramientos de dos Comisionados que ya había aprobado el Senado el pasado 1 de marzo, precisamente con el fin de impedir que se completara la cantidad mínima de 5 consejeros que se establece para que el INAI pueda sesionar. Solo que su argumento para echar abajo los nombramientos fue que supuestamente Morena y el Partido Acción Nacional (PAN) se habían repartido uno cada uno.

Aquí cabe acotar que son siete los espacios de consejeros en el INAI, pero podría sesionar con 5. Sin embargo, faltan tres por nombrar y la responsabilidad recae en el Senado, que no ha nombrado al menos uno con lo que se completaría el quórum. En tanto, el Instituto Nacional de Transparencia está paralizado y por ello, dos mil 133 recursos de revisión sobre diversas solicitudes están en vilo, entre ellas peticiones de personas sobre sus horas cotizadas en el IMSS para tramitar pensiones y jubilaciones, obtención de sus expedientes clínicos y judiciales, estatus de trámites burocráticos o corrección de datos en documentos de identificación, entre otras.

Durante la mañanera de este viernes, el Presidente evitó responder cuando se le cuestionó por los audios, y con tono evidentemente molesto y de forma despectiva afirmó que le da igual si existe o no el Instituto Nacional de Transparencia y que no sirve para nada. “Los nombren o no los nombren, ¿para qué sirven? No sirven para nada” (...) “¿Saben para qué sirve ese Instituto o para qué servía? Nada más era una fachada para encubrir las corruptelas de los funcionarios.

“Da igual que existan o no existan. Sería mejor que no existiera porque nos ahorramos los mil millones”, aseguró López Obrador.

Pero no es que AMLO quiera ahorrarse mil millones, lo que quiere es no tener que rendir cuentas de la imperante corrupción en su administración, siendo que ha sido gracias al INAI que nos hemos podido dar cuenta de las tranzas de su prima Felipa y del descomunal desfalco en Segalmex, que triplica el monto de la Estafa Maestra a la que tanto capital político le sacó en el sexenio pasado, solo por mencionar un par de casos.

El fondo del tema es que ya antes hemos visto otros episodios en los que Andrés Manuel ha atacado a instituciones de todo tipo e insisto, él no cambió. “Al diablo con las instituciones”, lo dijo fuerte y claro en cada escenario que se le abrió durante sus largos años de campaña. Hoy vemos que para él no fue una expresión sin sentido, sino una filosofía, y la destrucción y desaparición de instituciones es patente y en ese contexto y en ese camino que ha venido despejando, es como pretende transitar a una dictadura monolítica en la que al final de cuentas pueda seguir aprovechándose políticamente de los más desvalidos económicamente, de los más vulnerables, y con total cinismo, en lugar de buscar que haya mayor riqueza pretende que los que la tienen se depauperen para que haya equilibrio, igualdad, pero con la gente cada vez más pobre en todos los aspectos.

Adán Augusto les habló a los legisladores de Morena que para el Presidente prescindir del INAI es “un mundo ideal”. Y cómo no lo sería, si tendría manga ancha para seguir entregando contratos a sus primas, a más familiares y a sus amigos; un mundo ideal en el que no estaría obligado a rendir cuentas y podría continuar despilfarrando recursos en obras faraónicas, y dar seguimiento a la destrucción que inició el mismo día en que se le colocó la banda presidencial. 

opinión.salcosga@hotmail.com

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