López inflando a Loret
Para hablar del feroz embate del Presidente López Obrador contra Carlos Loret de Mola es imposible no citar al célebre escritor y filósofo francés Voltaire:
“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
Y es que más allá de lo que Loret de Mola represente o haya representado en su trayectoria periodística no hay argumento que justifique la embestida brutal del Presidente utilizando para ello herramientas muy poderosas que van desde el uso de la tribuna diaria de la Mañanera hasta investigaciones de la vida privada e ingresos del periodista.
Si el mismísimo Presidente hace esto está invitando a cualquiera de sus subalternos a hacer lo mismo contra adversarios y opositores.
Para quienes nos hemos dedicado a este fantástico oficio del periodismo es repudiable por donde se le vea.
Si existe algún intento por analizar objetivamente este desencuentro los matices que ha adoptado el Presidente lo revientan.
Ni cómo ayudarte López.
Pero lo más relevante es la torpeza y miopía del Presidente y su gente de comunicación por sacar adelante el ataque.
A cada paso se enredan más.
La investigación dada a conocer sobre la forma de vivir de José Ramón López Beltrán en Houston ha demostrado ser ese misil (que parecía no existir para los opositores) que fue a pegar exactamente en la línea de flotación del gran buque de la 4T que ha empezado a hacer agua.
La torpeza arranca cuando López Obrador ha dejado de lado que lo que ha informado Loret de Mola es una investigación elaborada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que en cada una de sus investigaciones ha demostrado rigor y seriedad y desde su nacimiento, hace ya casi siete años, han llevado a pisar la cárcel a destacados ex funcionarios de regímenes anteriores.
López Obrador lo ha querido manejar como una disputa personal entre él y Loret.
Y tampoco se ha dado cuenta que con cada embate, con cada argumento y con cada minuto que le dedica a Loret lo hace crecer como su rival, su contendiente, como un poderoso adversario.
López Obrador se ha encargado de dar vida y fuerza a un opositor que no se veía salir de los partidos de oposición ni de los movimientos que se dicen en contra del Presidente.
Además, por lo burdo de los ataques Loret de Mola está blindado, quien lo toque será inmediatamente señalado como un sicario del Presidente.
En un ejercicio que parece exclusivamente en los medios, y que interesaría únicamente a la clase ilustrada del país, empieza a verse ya un importante daño al proyecto de la 4T y parece el principio de una contienda en que el otrora hábil presidente parece no tener salida.
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