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López-Gatell, un tonto con poder

El pasado martes Morena reventó la sesión en la Comisión Permanente para proteger a quien justamente se conoce ya como “Doctor Muerte”, el cual no es otro que el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, autor intelectual de miles de muertes tras su negligente actuación frente a la pandemia por COVID-19, lo mismo que por los suicidios que van en aumento en nuestro país después de que cancelara contratos con la empresa farmacéutica que abastecía de medicamentos psiquiátricos que ahora no se consiguen por ningún lado ni en lo público ni en lo privado.

Los legisladores tenían en la orden del día discutir un dictamen en sentido negativo que exhortaba al presidente del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Salud Pública a informar de las razones de la cancelación de 35 Normas Oficiales Mexicanas, que le generarían más críticas a López-Gatell y de ahí que decidieran emprender la graciosa huida.

Pero ya antes de que los legisladores oficialistas se retiraran, la senadora Kenia López Rabadán había dado una repasada de su criminal desempeño.

“Es por culpa del doctor Gatell que hoy hay un desabasto de medicinas y cuando le reclaman al subsecretario demuestra lo insensible e inhumano que es, (…) porque inhumanamente deciden matar a los mexicanos, en lugar de dar medicinas, salud y vida. ¿Saben por qué?, porque su ambición de poder y de dinero es tan grande, que no se ponen en los zapatos del pueblo de México, (…) para pensar en ese acarreo brutal de dinero para publicitar a sus ‘corcholatas’, que por cierto no más no suben. Hoy López-Gatell es el rostro de la muerte, como lo es Morena y este Gobierno de López Obrador”, acusó.

Y no poca razón asiente a la senadora panista cuando se refiere a la ambición de poder de quien en medio de la mayor crisis sanitaria de la historia reciente de México optó por lisonjear la “fuerza moral” del Presidente antes que definir una estrategia efectiva contra el coronavirus. López-Gatell se decantó por hacer a un lado sus conocimientos científicos -si es que alguna vez los tuvo- para justificar a AMLO, a quien más allá de nuestras fronteras se le ubicó como uno de los líderes negacionistas del peligro de la pandemia, siendo que pese a que el virus ya atacaba a los mexicanos seguía recomendando salir a la calle, y repartía besos y abrazos en sus mítines. 

Gatell desoyó la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de hacer pruebas exhaustivas a posibles contagiados de coronavirus, y se tardó en ordenar la cancelación de eventos masivos y las actividades del país.

Dicen los sabios que hay que cuidarse de los tontos pero más aún de los tontos con poder. Y sin duda Hugo López es uno de ellos; de hecho, se sabe que ese fue el motivo por el cual el ex presidente Felipe Calderón lo excluyó de entre sus funcionarios, pues no hay que olvidar que el COVID-19 no era la primera pandemia que le correspondió enfrentar, dado que en 2009, cuando explotó en México la gripe A(H1N1), él era director general adjunto de Epidemiología en la Secretaría de Salud, y por la manera en como gestionó aquella crisis fue marginado por el entonces presidente, quien lo consideró ineficaz porque defendió lo mismo que planteó para el coronavirus: que no hacía falta hacer tantas pruebas y era exagerado ordenar el cierre del país.

Pero para su buena fortuna, a propósito de aquel rompimiento con Calderón, el Presidente Andrés Manuel López Obrador lo llamó a formar parte de su Gobierno, puesto que para AMLO no hay mejor carta de presentación que ser enemigo de Calderón, y López-Gatell tenía esas credenciales.

El Mandatario tabasqueño puso todo en charola de plata a López y lo encumbró hasta hacerle creer el superhéroe de la película y éste se la creyó; su cercanía con el Presidente y su empoderamiento le generaron un inusitado éxito en las redes sociales; sus memes se viralizaron, circularon profusamente sus stickers en apps de mensajería, y se volvió una suerte de sex-symbol al que incluso apuntaban en la carrera presidencial.

Se sentía ya el sucesor natural de AMLO y se creyó el Dios alterno. Pero a causa de su negligencia fallecieron casi un millón de mexicanos y todo cambió. 

De hecho, su desempeño es tan vergonzoso que en días pasados el propio Marcelo Ebrard se desmarcó de él cuanto le preguntaron si cabría en su Gobierno, en el supuesto de ocupar la silla presidencial, y por respuesta dio un rotundo “no”. 

Y no conforme con su negligente y criminal actuación frente a la pandemia por COVID-19, ahora habrá que sumar a su lista de gravísimos ultrajes la decisión de provocar el enorme desabasto de medicamentos psiquiátricos que ha derivado más decesos por suicidios y descomunales daños a pacientes que sin sus tratamientos se encuentran en grave peligro de muerte. 

El polémico galeno instruyó cancelar contratos por supuestas irregularidades en la distribución a la empresa Psicofarma, creada en 1974 por un grupo de psiquiatras que producía medicamentos para padecimientos como adicciones, ansiedad, depresión, dolor neuropático, dolor oncológico, epilepsia, esquizofrenia, migraña, Parkinson, trastorno bipolar, Y TDAH, entre otras.

En tanto, la Asociación Psiquiátrica Mexicana exigió recientemente a las autoridades resuelvan el grave problema de desabasto a la brevedad, pues pone en riesgo la vida de las personas.

La asociación aseguró que medicamentos como clozapina, carbonato de litio, metilfenidato, clonazepam y alprazolam, están completamente agotados en las principales farmacias de distribución pública y privada.

Esto ha ocasionado que el tratamiento de las personas que padecen alguna enfermedad mental se pause, por lo que están propensos a tener alguna recaída que les genere complicaciones graves, como episodios maniacos y/o psicóticos, y aumenta el riesgo de que cometan suicidio.

El “Doctor Muerte”, seguramente siguiendo instrucciones de Palacio Nacional, emprendió a tomar decisiones sin pruebas, sin bases, sin estudios, con soberbia, con altanería, con prepotencia, y sin prever situaciones y daños antes de ordenar la cancelación de los contratos con la empresa farmacéutica; y lo hizo con el sello de la casa, con la misma estulticia con que se echó abajo la construcción de lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; con que se cancelaron empresas farmacéuticas que surtían medicamentos oncológicos; y se destruyeron instituciones como el Seguro Popular, sólo por mencionar algunas. 

opinión.salcosga@hotmail.com

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