Lo que duele es el abuso
Desde hace tiempo promovemos lo que llamamos el WiFi Emocional.
En conferencias, pláticas y en programas de radio buscamos provocar que las personas seamos más amigables con nosotros mismos, ya que así estamos detonando mecanismos a nivel neuronal que definitivamente nos hacen sentir bien y ayudan a mejorar el entorno.
Entre otras, cosas hablamos de tener hábitos como saludar a todo mundo, interesarnos por quienes están a nuestro alrededor e incluso regalar abrazos.
Y funciona.
Hace poco tiempo cuando nos dirigíamos precisamente a dar una conferencia en Guadalajara, un motociclista repartidor de comida como tantos se metió entre los autos y en un alto aprovechó para quedar exactamente enfrente de mí parado sobre el paso peatonal.
Me sentí agraviado y cuando me di cuenta me vi discutiendo con él y amagando con echarle el auto encima.
“¿Y el WiFi Emocional?”, me preguntó con justa razón mi hija.
No era la primera ocasión que me ocurría.
Por un lado predicando las buenas acciones con las personas y por otro peleando con un repartidor de comida.
Después de una sesuda reflexión llegué a la conclusión de que lo que detona en mí esa reacción es el sentir que alguien está abusando, en este caso el motociclista, que sacando ventaja de que viaja en un vehículo mucho más ligero y pequeño que un automóvil rompe las reglas de tránsito y de una u otra forma nos perjudica a los demás.
Abusa también quien da una vuelta prohibida o se pasa un alto porque no hay autoridad visible.
Abuso, y el abuso no es negociable.
Y esto se da a todos niveles.
Por eso no estamos de acuerdo con la política de abrazos y no balazos, porque los delincuentes están abusando de su fuerza armada y de la impunidad que impera en nuestro país para prácticamente tomar territorios enteros y moverse a sus anchas en poblados, carreteras e incluso ciudades.
Abusan de la impunidad y de su fuerza armada.
Y nos agravian también los servidores públicos de todo nivel que abusando de su posición de poder y con acceso a recursos que son de todos nosotros se despachan con la cuchara grande, cometen actos de corrupción y también ejecutan acciones de prepotencia al viajar en costosas camionetas, custodiados por guardaespaldas y en algunos casos cerrando calles y avenidas para aligerar su paso.
Abuso de autoridad.
Y podríamos seguir y seguir.
Aquí la ventaja es que quienes no abusamos somos más, y es entre nosotros entre quienes queremos promover el WiFi Emocional.
Y en definitiva el abuso de todo tipo debe ser castigado, y bien castigado, porque están pasando por encima de todos los demás, y eso no es negociable.