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Lo importante es participar, no ganar

La idea original del Barón Pierre de Coubertin sobre el deporte y los Juegos Olímpicos es, más que nada, promover la importancia del deporte en la educación y en la sociedad, sobre todo porque desde la antigüedad se exaltaba la excelencia humana, mucho más allá de darle importancia a ganar una medalla o lograr una victoria.

Lo que más importa del deporte es buscar la perfección física en un equilibrio con la vida espiritual.

Los Juegos Olímpicos, desde sus inicios, fueron una forma de fortalecer a las ciudades-estado para alcanzar la unión entre ellas y mostrarle a los jóvenes la trascendencia del entrenamiento y la disciplina para conseguir los más elevados valores humanos, entre ellos la paz, el respeto, la tolerancia y el gran valor de un espíritu de equipo.

En realidad, los deportes en los Juegos Olímpicos son una fiesta espiritual colectiva, más que un culto al cuerpo. Además, buscan ser inclusivos y para todas las clases sociales, sin distinción de credos, razas o posición económica. Mucho más que una competencia, el énfasis principal se pone en la participación, más que en la victoria, que viene a ser una motivación secundaria.

Se trata de estrechar los lazos entre las naciones, las culturas y la pluralidad de creencias de todo tipo que aún existen.

Por medio de los deportes, las personas de cualquier parte del mundo pueden interactuar y estar en conexión y competencia sin agravios ni ofensas.

De aquí la importancia de promover la formación integral, en lo físico, lo mental, lo emocional y lo espiritual.

Es aquí donde aún no hemos comprendido que los deportes y las justas olímpicas están estrechamente ligados a la educación plena de un ciudadano, y no como una actividad extraescolar o como si se tratara de un entretenimiento o espectáculo.

Se trata de la formación completa de un niño para que sea capaz de alcanzar su máximo potencial en todos los ámbitos de la vida, de que se dé lo mejor de uno mismo, tanto en la actividad deportiva como en todas las demás de la vida diaria, y de que se haga lo mejor posible, haciendo el máximo esfuerzo. Por ello, no importa si ganas o pierdes, siempre y cuando lo hagas con tu mejor esfuerzo, venciendo las limitaciones y la mediocridad.

Todo esto tiene un impacto mayor en el desarrollo de un mundo mejor.

Ojalá lo entendamos y seamos capaces de fomentar más esta visión del Movimiento Olímpico.

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