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Lo de la estatua es una estupidez

Que delicado y preocupante es el mensaje enviado por el Presidente. En pleno 4 de Julio (celebración de la Independencia de los Estados Unidos) y exactamente a ocho días de reunirse con el presidente Joe Biden, Andrés Manuel López Obrador amagó con iniciar una campaña internacional para desmontar la Estatua de la Libertad en Nueva York, si ese país no indulta Julian Assange. “Hay que empezar con la campaña de que si lo llevan a Estados Unidos y lo condenan a pena máxima y morir en prisión, se desmonte la Estatua de la Libertad”, dijo en la mañanera el Presidente. ¿Lo dijo en serio? o fue una desatinada ocurrencia.

¿Dónde quedó aquello de la “no intervención” y “el respeto al derecho ajeno es la paz”?

Assange, fundador de WikiLeaks (organización internacional sin ánimo de lucro que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes), es acusado por el Departamento de Justicia estadounidense por 18 cargos –entre ellos el de espionaje–, se encuentra detenido en Inglaterra y a mediados del mes pasado fue aprobada su extradición a Estados Unidos para enfrentar los cargos penales.

¿A dónde quiere llegar el Presidente? ¿qué es lo que quiere asumiendo esa postura y cometiendo esa intromisión?

Era de esperarse en la mañanera que se le abordara a la avalancha de críticas por “inauguración” de la Refinería de Dos Bocas, pero no, se adelantó con un tema para distraer y darle un giro a su entorno,  pasando a segundo término –ya casi olvidado– el asunto de su “obra maestra” en su estado natal.

El Presidente habla por hablar, para hacerse notar, para llamar la atención y distraer con sus tonterías. Y cada día supera el nivel de sorpresa de las mismas, mientras que el país, con miles de temas prioritarios y con problemas por resolver, sigue cayéndose.

La Estatua de la Libertad habla de la autonomía y democracia, es un símbolo en Estados Unidos y representa la libertad y emancipación con respecto a la opresión. Además, es un regalo del pueblo francés conmemorativo con motivo del centenario de la Independencia de los Estados Unidos como símbolo de la hermandad entre ambos países.

Con qué autoridad, bajo qué argumentos y en calidad de qué, López Obrador pretende involucrarse con ese símbolo que tanto significado tiene para el pueblo norteamericano.

La próxima semana, cuando llegue a Washington, seguramente será recibido con todos los honores, pero estamos seguros que no con las mejores caras. Son pocos los “aliados” políticos que tiene” el Presidente mexicano en la capital estadounidense, y ahora con esto, es de esperarse que desde muchos sectores se agudizaran las críticas y posiciones adversas que provocaron que las relaciones entre ambos países se tensen aún más de lo que están.

Lo de ayer no fue una ocurrencia, no fue una broma o un mensaje que se pudo haber malinterpretado. Es una campaña de intromisión metiendo las narices donde no le corresponde. Fue una “torpeza notable”, como se denomina en el diccionario de la Lengua Española a los que cometen una ‘estupidez’.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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