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¿Línea 3 con punto final?

Desde luego que para el gobernador saliente, Aristóteles Sandoval, y para todos en Guadalajara, lo ideal hubiera sido que junto con el Presidente también saliente, Enrique Peña Nieto, hayan cortado el listón e inaugurado ayer con un recorrido completo la Línea 3 del Tren Ligero.

Eso no pudo ser porque como sucede con la mayoría de las obras públicas en Jalisco y en todo el país, los influyentismos, los moches y la poca transparencia en la licitación de los proyectos y su realización, siempre provoca el incumplimiento de los plazos de entrega, y lo más grave, el encarecimiento de las construcciones y los servicios.

La Línea 3 ya pasó de los 17 mil millones de pesos inicialmente presupuestados a los 30 mil millones, más lo que se sume hasta su puesta en marcha definitiva.

Ese es el tema de fondo que opacó ayer el acto que Peña Nieto aprovechó para traer a casi todo su gabinete, y agradecerles a manera de despedida, su apoyo para cumplir con el “97 por ciento” de sus compromisos, y entregar un México “mejor” que el que, dijo, recibió hace seis años. Con ese autobalance, el Presidente ignoró las preguntas que el gobernador Enrique Alfaro le lanzó en redes por el asunto de los neoprenos, y sólo refirió que son fallas normales y serán corregidas.

Fue en este contexto, no óptimo, en el que también el mandatario estatal saliente resaltó, aún sin concluir, la obra más importante de su sexenio, y que como recordó ayer, empezó a gestionar con el Gobierno federal desde que era alcalde electo de Guadalajara en 2009.

Aunque es indiscutible la trascendencia que la Línea 3 tendrá para la movilidad en la Ciudad y el impacto positivo que pudiera generar en el desarrollo urbano y la calidad de vida de los tapatíos, no se puede omitir una profunda revisión y auditoría de los procesos de asignación y trabajos de la obra de infraestructura más cara en la historia de Jalisco, y que administró casi en su totalidad el Gobierno federal. No puede ser casualidad que, por ejemplo, la empresa que vendió los neoprenos defectuosos, tenga su domicilio en el Estado de México y esté a nombre de Ana Laura Salinas Peña.

En ese sentido, es una buena noticia que el Presidente electo haya reconsiderado ayer su idea del “punto final” para perdonar actos pasados de corrupción, al anunciar que será un tema que también someterá a consulta popular.

La Línea 3 necesita punto final en su construcción y revisión para ponerse al servicio de los jaliscienses. No un punto final que deje en la impunidad evidentes abusos.

Eso habrá que verlo. Pero por eso, por lo pronto ayer, lo único que inauguraron Aristóteles y Peña fue la primera placa de “inicio de pruebas” de la historia, que ojalá no abra época y en esa develación tenga su debut y despedida.
 

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