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Leviatán fragmentado II

Hace una semana en este espacio comenté del nacimiento de una “isla de seguridad” con la firma del convenio de colaboración entre Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.  Apenas a los cinco días se ejecutó el primer operativo, con la colaboración de las tres entidades, y se logró la detención de 4 líderes de organizaciones criminales.

El Secretario General de Gobierno de Nuevo Léon, Manuel González, dijo que el acuerdo ha sido un éxito dado que de una lista de 12 personas de la delincuencia organizada, se logró la detención de los primeros cuatro.

Esta frase preocupa por que parecería que se regresa al paradigma de GarcíaLuna-Calderón de ir por “The Most Wanted”.  En ese sexenio, que desató la fallida y terrible “guerra contra le narcotráfico”, una de las columnas vertebrales de la estrategia (copiada de Colombia) fue “descabezar” a los carteles mexicanos. “Qué no sean una amenaza para el Estado Mexicano”, decía el gobierno calderonista.

Nadie preveía que aquí en México eso de quitar a los líderes de los carteles fuera a salir contraproucente. Se eliminaron o extraditaron a decenas de capos (había anuncios de televisión al respecto), con la subsecuente multiplicación de organizaciones criminales, incluso más violentas. ¿El convenio de colaboración de estos tres estados cuenta con otros elementos como prevensión, inteligencia, desarticulación financiera, entre otras? ¿Será solo el uso de la fuerza?

En el mismo boletín de prensa emitido por el Gobierno de Nuevo León, se lee, “Las brechas y todas las carreteras de estas zonas aquí en el norte han sido copadas por el Ejército y por las policías de los tres estados y creemos que el dispositivo es muy bueno”. Y una vez más uno se pregunta, ¿sin coordinación con o al margen de la Guardia Nacional? ¿Qué no la delincuencia organizada es un crimen de órden federal? ¿Serán estas islas el rumbo más adecuado por el que partes de México pueden recuperar la paz y la seguridad? 
 

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