Ideas

Leones naranjas

En esta especie de orgía en que se ha convertido la política mexicana no podía faltar el capítulo local: Enrique Alfaro, el mismo que declaró a Tlajomulco el primer municipio libre de Padilla en Jalisco (en Bolaños reclamaron porque a ellos ni chance les dieron de independizarse pues las huestes udegeítas nunca llegaron hasta allá) terminó haciendo alianza, no con el PRD, sino con el grupo político de la UdeG.

El pragmatismo es lo de hoy y no debe extrañarnos que quienes ayer se juraban odio eterno hoy estén aliados. En política el enemigo de ayer es el socio de mañana. Por lo mismo, uno quisiera que los políticos fueran más cautos a la hora de emitir opiniones, por lo menos para no hacernos pasar la vergüenza de recordarles lo poco consistentes que son, pero la verdad es que les importa un bledo. La memoria y la coherencia no son atributos del poder.

En defensa de la alianza con la UdeG hay que decir que Alfaro escogió bien. Los tres elementos que se llevan a las filas naranjas son sin duda de lo mejor que tiene este grupo político: Tonatiuh Bravo, que ya fue diputado por el PRD e hizo muy buen papel presidiendo la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados; Mara Robles, también diputada federal por el PRD y secretaria de Educación de la Ciudad de México y Enrique Velázquez, quien ya fue diputado local y que con una mini bancada de dos logró poner en la mesa de debate local la agenda de ampliación de libertades: despenalización de la mariguana y matrimonio igualitario. Digamos que compraron bien en el draft.

La pregunta obligada es cuáles son las consecuencias de esta alianza, qué implica para cada uno de los líderes en caso de que el candidato 
de MC gané

La pregunta obligada es cuáles son las consecuencias de esta alianza, qué implica para cada uno de los líderes en caso de que el candidato de MC gané (todo parece indicar que así será, pero en política no hay muertos o, como decía el inolvidable “Chacho” González Gortázar, solo los guajolotes mueren en la víspera). Para Alfaro la alianza es sin duda gobernabilidad. No es que no se pueda gobernar sin Raúl Padilla, pero tenerlo de opositor hace todo más complicado. Para Padilla, por su parte, la alianza con Enrique, significa ser parte de las decisiones que le importan, como el presupuesto, la política cultural o las políticas en materia de salud.

Sin duda los dos ganan, pero la pregunta importante es si el Estado gana con esta alianza. Hay una parte positiva, que es la generación de acuerdos necesarios para el desarrollo del Estado. Sin embargo, por el estilo personal de gobernar de los naranjas, que suelen escuchar poco, los contrapesos serán fundamentales y si algo ha aportado la Universidad en los últimos años es el equilibrio necesario frente a tentaciones autoritarias.

Sigo pensando que la alianza no durará mucho, pero ya veremos cómo se comportan los leones naranjas.

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