Lemus y el deslinde en el día cero
La fotografía en medios que era previsible imaginar cuando Pablo Lemus anunció el propagandístico acto de que luego de entregar el poder en Zapopan a su ex jefe de gabinete, Juan José Frangie, se iría al centro tapatío en la Línea 3 del Tren Ligero para asumir como presidente municipal de Guadalajara, era la de él, flanqueado por el gobernador Enrique Alfaro, por el dirigente nacional del partido Movimiento Ciudadano, el tapatío Clemente Castañeda, y por el fundador del partido naranja y líder de los senadores de ese partido, el veracruzano Dante Delgado. La cúpula del poder naranja regodeándose de iniciar su tercer periodo de gobierno consecutivo en la capital jalisciense. Alfaro, Del Toro y ahora Lemus.
Pero para sorpresa de todos, en las fotografías publicadas ayer, a Pablo efectivamente lo acompañan rumbo a Palacio Municipal estos dos últimos personajes, pero en lugar del gobernador, el que apareció a la diestra del desde hoy alcalde tapatío fue nada más y nada menos que el ex rector Raúl Padilla López, líder del grupo político que controla la Universidad de Guadalajara desde hace más de tres décadas, y con quien Alfaro mantiene un abierto conflicto al adjudicarle a él, sin mencionar su nombre, los reclamos universitarios por la quita presupuestal de 140 millones de pesos al Museo de Ciencias Ambientales. Prueba de la enorme tensión que hay entre ellos, fue el frío saludo que le dio el gobernador a Padilla cuando esperaban el traslado a Guadalajara en la estación Zapopan del Tren Ligero.
La presencia de Padilla (quien al ser cuestionado ayer dijo que “absolutamente no” se ha sentido aludido en las críticas del gobernador cuando reclama que la UdeG no debe estar al capricho de un solo hombre) en las tomas de posesión de Frangie y Lemus que llegaron a Zapopan y Guadalajara postulados por el partido MC, fue la más contundente señal de deslinde de lo que ya se puede considerar como la corriente del lemusismo dentro del partido naranja en Jalisco, en el que el único hombre fuerte había sido Alfaro desde el 2012.
Por eso la incógnita que se abre desde ya es si por esta pintada de raya desde el día cero de gobierno de Lemus, empiezan pronto los desencuentros entre el alcalde tapatío y el gobernador que los lleve eventualmente a un rompimiento, o se impone de ambas partes el pragmatismo político para ir juntos nuevamente a la contienda electoral del 2024 o de plano los alfaristas buscan empezar a minarlo en su trabajo como alcalde tapatío, por lo que ya algunos de ellos (que siempre se opusieron a que Lemus se quedara con la candidatura de Guadalajara) ven desde ayer como una traición. Esa es la disyuntiva naranja.
Por lo pronto y por lo visto ayer, la llegada de Lemus a Guadalajara, que lo pone sin duda en la antesala de la gubernatura de Jalisco, y de Frangie a Zapopan, no fue la consolidación del poder del alfarismo ni del partido Movimiento Ciudadano en el estado al refrendar el gobierno en las dos ciudades más importantes de Jalisco, sino la asunción al poder del que podríamos llamar el Grupo Coparmex, organización empresarial que dirigieron tanto Frangie como Lemus, quien, vaya paradojas, llegó a Guadalajara tras la renuncia a la candidatura para su reelección de Ismael del Toro, quien sorpresivamente se retiró de la escena política siendo el principal operador político de Alfaro.
jbarrera4r@gmail.com