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Lemus, en el camino correcto por Jalisco

No puedo estar más en desacuerdo con quienes han alzado la voz y han dirigido críticas a Pablo Lemus por anticipar que de su parte habrá disponibilidad a dialogar con la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, y que buscará llegar a acuerdos. Hay que entender que la campaña ya terminó. Y que el siguiente paso tras ese triunfo, una vez alcanzado, es hacer borrón y cuenta nueva; sanar heridas si quedaron, limar asperezas, extender la mano para saludar, exhortar al diálogo y sumar. Se llama política y quien no lo entiende así, entonces no ha entendido de lo que esto se trata. Lo fundamental ahora es la construcción de acuerdos en beneficio de la gente.

Y el tema es de ida y vuelta, es decir, aplica tanto para ganadores como para perdedores. La mayoría de las fuerzas políticas reconocieron el triunfo después de desahogar sus derechos a través del camino legal. Lemus ya se reunió con todos ellos para propiciar acciones conjuntas; concertar entre todos lo mejor para Jalisco y exigir en conjunto lo que al Estado le corresponde.

El propio Pablo Lemus, durante su discurso pronunciado en el Congreso local tras haber sido investido como titular del Poder Ejecutivo del Estado, enfatizó que su relación con la Presidencia de la República será de coordinación, no de sometimiento.

“El país ya no soporta que la discordia sea quien gobierne nuestro país y por eso, el mensaje lo aceptamos de parte de la doctora Sheinbaum, en la cordialidad y el trabajo conjunto”, dijo. Y agregó: “En Jalisco no buscaremos conflicto, queremos tender puentes, no levantar barricadas. Estoy convencido de que puede más el diálogo que el humo de mil batallas”, enfatizó Lemus Navarro.

Ningún Gobierno ni ningún gobernador puede ser igual a otro; todos tienen sus formas, y de ahí también sus aciertos y errores, sus éxitos y fracasos.

Pretender que Lemus sea como alguno de sus antecesores es desconocer el origen de quien es el nuevo Gobernador de Jalisco. Pablo es un Gobernador diferente porque, de entrada, no trae escuela ni militancia partidista. Su Gobierno seguramente no será como el del panista Emilio González Márquez porque no se forjó en las filas del pensamiento blanquiazul. No será como el del finado Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, porque la sangre priista no corre por sus venas. Pero tampoco será como el de Enrique Alfaro Ramírez porque, por más que haya alcanzado la victoria bajo las siglas de Movimiento Ciudadano, no ha sido nunca militante.

“Nuestro proyecto de Gobierno no es un proyecto de colores, es un proyecto de la gente”, dijo.

“No seremos un Gobierno ni de izquierda ni de derecha, sino de resultados, de eficiencia, cercano a la gente, humilde y sencillo”, fueron las palabras con las que marcó desde ahora pinceladas de lo que los jaliscienses deben esperar de su administración.

Hay que tener presente que el nuevo Gobernador de Jalisco emerge del sector privado. Fue ahí donde logró destacar como empresario, habiendo cumplido destacada labor como presidente de Coparmex, para posteriormente emprender y abrirse camino en el campo político donde suma cuatro de cuatro, es decir, cuatro triunfos en respectivas candidaturas. En 2015 se postuló y ganó la presidencia municipal de Zapopan y tres años después consiguió su reelección para el periodo 2018-2021. Ese mismo año registró su candidatura al Gobierno de Guadalajara y también salió victorioso. Este 2024 se planteó el mayor reto, puso todo su empeño en convertirse en Gobernador de Jalisco y ayer rindió protesta para el periodo 2024-2030.

Pablo es un negociador nato, sabe y conoce el camino del diálogo, del trabajo en equipo, de coordinar, de emprender, de transformar -para bien-, de administrar y de gobernar, como ya quedó de manifiesto en sus seis años en Zapopan y tres en Guadalajara.

La postura adoptada para entablar relación y tender puentes con el Gobierno Federal es adecuada y ojalá así se mantenga. Discrepo totalmente con quienes quieren ver a un Pablo Lemus retador o envalentonado. Sería contraproducente iniciar su Gobierno asumiendo una actitud de confrontación con el Gobierno de Claudia Sheinbaum, quien, nos guste o no, es la Presidenta de México, es quien tiene el presupuesto y tiene el poder, y es con ella con quien habrá que coordinarse para que a Jalisco y a los jaliscienses nos vaya bien.

Ya Andrés Manuel López Obrador dividió al extremo al país entre fifís y chairos, entre pobres y ricos, entre supuestos honestos y corruptos, y es menester cerrar ese capítulo de odio en nuestro país.

Ojalá ese mensaje de conciliación que ayer emitió Pablo Lemus en el Congreso de Jalisco también haya sido recibido en ese mismo sentido por los diputados de oposición. En la política se gana y se pierde, y así se debe entender. No es que se pida a los diputados que dejen de cuestionar, de señalar y de emitir sus puntos. Se trata de no ir a contracorriente por el simple hecho de hacerlo. La juventud no debe ser sinónimo de altanería ni de bravuconeo. Se requieren legisladores que aporten, que reivindiquen la labor, que vuelvan a hacer grande a la máxima tribuna del Estado y que no demeriten la función.

Ha arrancado, pues, una nueva administración gubernamental, un sexenio del que existe una enorme expectativa y confiamos en que Pablo sabrá conseguir el verdadero bienestar que merecen los jaliscienses. El reto no es fácil, pero como alcalde ya demostró que sabe gobernar y, seguramente, como gobernador de Jalisco lo podrá ratificar.

opinión.salcosga@hotmail.com

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