Lecturas complejas
Diversos acontecimientos del momento presente exigen una lectura de fondo para su adecuada comprensión, pero en ocasiones esa lectura se hace bastante compleja.
Venezuela es un tema actual del cual poco o nada puede decir una OEA todo el tiempo sometida a la voluntad de su permanente benefactor, y por ende manipulador, Estados Unidos. Pero las noticias abundan, la reafirmación de una dictadura al más puro estilo latinoamericano, que ante una oposición tan notable debería por lo menos aprender a negociar, no a seguir reprimiendo a sangre y fuego a sus opositores, sobre todo cuando estos constituyen casi medio país, sin contar a tantos otros que prefieren aguantar en silencio. Sin duda que el señor Maduro es la versión más pobre y lamentable del “Zacarías” de García Márquez, del Rafael Trujillo de Vargas Llosa, de Somoza, o de Stroessner.
¿Y cómo leer la captura de dos importantes líderes del crimen organizado en México? ¿Se puede creer que fueron engañados? ¿Decidieron entregarse como regalo de sexenio nuevo aquí o de cuatrienio entrante allá? Que el gobierno mexicano no haya sabido nada al respecto, ¿es defecto o virtud? ¿Los sacaron de México? ¿Quiénes? ¿Todo tipo de aeronaves puede entrar y salir del país, sin que nadie se entere ni se sepa quiénes van a bordo? ¿Los apresados revelarán información jamás oída sobre nuestro país y los cuatro poderes que lo gobiernan? ¿La captura fue pago o anticipo?, ¿o fue un pacto fraterno y amigable de todos los involucrados, entre ellos los mismos capos?
En el entretanto, decenas de familias chiapanecas huyen de México, a contraflujo de las caravanas migrantes, porque en sus regiones no hay autoridad que los defienda del despojo que sufren, incluyendo el peligro de perder la vida; tal vez la oposición aprovecha estos hechos para seguir atacando al gobierno federal, pero el sufrimiento real de todas esas personas no es mediático ni político, es auténtico, y lo padecen miles de familias más en toda la república.
Más cerca de nosotros, el ansiado temporal vino a denunciar la notable irresponsabilidad del crecimiento urbano sin ton ni son, la epidemia de permisos para seguir construyendo por todos lados al margen de lo que digan los estudios de impacto ambiental, si es que se hacen, desbordando arroyos de temporal, inundando colonias, generando socavones, afectando la vida de otras tantas personas, y clausurando la manía del actual sexenio de culpar de todo a los responsables del gobierno anterior, pues ni el nuevo gobernador de Jalisco, ni la nueva presidenta, ni el alcalde reelecto de Zapopan podrían hacer eso si se detienen a pensarlo siquiera un poco.
Más allá de nuestras pacíficas regiones, es poca la novedad por leer, con una excepción, la admirable y sorprendente creatividad y desbordada originalidad de los organizadores del acto inaugural de las olimpiadas, que rompieron todos los parámetros, estilos e inercias anteriores, provocaciones inútiles incluidas. Y en el marco, la guerra por encargo de Ucrania, el genocidio palestino en Medio Oriente, el petate del muerto de una tercera guerra mundial, la exitosa venta de armas al por mayor, el agotamiento de los arsenales caducados, y la galopante deuda que esclavizará a Ucrania por décadas una vez que reconquiste su “libertad”, pues la colosal ayuda de las potencias occidentales a los países que sufren o hacen sufrir a otros no es gratis.