Le pone “peros” al plan de paz
Es preocupante que de los tres candidatos presidenciales invitados por la Iglesia Católica de México a firmar el compromiso nacional por la paz, la única que le puso “peros” fue Claudia Sheinbaum. Dijo no estar de acuerdo con los puntos centrales del documento, sobre todo en lo que se refiere a los diagnósticos pesimistas del momento que vivimos en cuestiones de violencia y en lo que se refiere a la militarización del país. Además, no coincide en que haya miedo, impotencia, desconfianza e incertidumbre por parte de la población. Entonces, ¿cómo interpreta el sentimiento de millones de mexicanos que lamentan la violencia en que estamos envueltos?
Sheinbaum dijo no estar de acuerdo en que el crecimiento e influencia de los grupos delincuenciales sean la causa del incremento de la delincuencia común, que es más bien provocada “por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social”. Sin embargo, cualesquiera que sea la o las causas, el mismo presidente López Obrador el pasado 29 de enero reconoció que su su “filosofía” de “abrazos, no balazos” no ha funcionado y que “ya no me va alcanzar el tiempo”, pero estableció que “nosotros, si continuamos con la misma política, esto lo vamos a resolver. ¡Me canso ganso!”. Pero la realidad es que su plan no funcionó y quien venga a tomar posesión de la presidencia después del 1 de octubre debe aplicar otra política de combate a la violencia.
La semana pasada durante la Reunión Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo en República Dominicana se reconoció que la violencia -en todo el continente, pero sobre todo en México- “es un fenómeno complejo, que es crucial entenderlo”, dijo Nathalie Alvarado, coordinadora del área de seguridad ciudadana del BID, quien agregó que “todos los factores -actuales- que se han identificado favorecen al crimen organizado”. Y precisamente todo parece indicar que la actual administración y la candidata del oficialismo no lo entienden de la misma manera, por lo que será difícil -de continuar en el mismo plan- el problema continuará creciendo.
Los compromisos de las Estrategias de Política Pública para la Paz propuesta por la Iglesia Católica y de otras organizaciones religiosas hablan de un cambio radical, “de diálogo, no de polarización, de horizonte y no de inmediatez... de asumir la responsabilidad que les corresponde para hacer de México un país habitable”.
Desafortunadamente, desde el punto de vista de quien lleva la ventaja en las encuestas y muy probablemente sea la próxima presidenta, la percepción sobre el problema de violencia, la manera de enfrentarlo y la militarización, es la misma de quien actualmente despacha desde Palacio, lo que significa que habrá continuidad con las estrategias fallidas y los elevados índices de violencia. A menos que los ciudadanos en las urnas decidan el próximo 2 de junio que México debe tomar otro rumbo.
¿Usted, qué opina?
Daniel Rodríguez
daniel.rodriguez@dbhub.net