Las vallas, ¿símbolo de dictadura?
Tomando como pretexto las recientes detonaciones de petardos y cohetones en el Zócalo capitalino por parte de “estudiantes” de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que protestaban la liberación de ocho militares relacionados con la desaparición de los 43 normalistas, de la manifestación de ayer por parte de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y de la concentración cívica denominada Marea Rosa del próximo domingo, el Presidente López Obrador ha ordenado el amurallamiento con vallas metálicas de Palacio Nacional, incluso hasta después de la elección del 2 de junio.
El inquilino de Palacio ha dicho que “es para prevenir, para evadir el acoso, para no caer en la trampa de la violencia, porque hay elecciones y hay quienes quisieran que hubiese represión. Por eso es mejor prevenir, porque hay muchos infiltrados”. Sin embargo, hay que recordar que la instalación de vallas ha sido muy frecuente en este sexenio, cuando en el pasado AMLO -como “eterno” candidato a la presidencia- y sus hoy colaboradores criticaban el procedimiento usado por pasadas administraciones.
Hay que recordar los comentarios de AMLO criticando el uso de vallas en la campaña presidencial de 2012, señalando “Siempre he dicho que el que no tiene, el que lucha por la justicia, no tiene nada que temer”; el 4 de diciembre de 2013, Ricardo Monreal, hoy coordinador de los senadores de Morena, quien ante las protestas por la discusión de la reforma energética y amurallamiento del Senado, dijo que “un Congreso que sesiona con vallas, tanquetas y exceso de policías es simplemente una dictadura. Una actitud autoritaria innecesaria”, comentario que fue respaldado por la hoy senadora y Secretaria General de Morena, Citlali Hernández; Marti Batres, quien hoy encabeza el Gobierno morenista de la Ciudad de México, dijo en aquel tiempo que “Están amurallados contra el pueblo, protegiéndose de la gente. ¡Qué vergüenza qué pena que para tomar decisiones se tengan que amurallar!”; sobre ese mismo evento, Manuel Bartlett, actual director de la Comisión Federal de Electricidad comentó que “ya nada más falta que a cada senador se le de un casco, un chaleco y un tolete para entrar al recinto”; el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, la calificó como “la valla de la ignominia” y el comentario de Epigmenio Ibarra, uno de los principales asesores de comunicación y promoción de AMLO, quien invitó “a darle al muro de la ignominia”.
¿Qué dirán hoy quienes rodean al Presidente -sus principales colaboradores o aliados- sobre el constante amurallamiento de Palacio Nacional ante el innumerable número de protestas, manifestaciones, concentraciones y marchas que “piden a gritos” justicia, atención, soluciones o por lo menos que se les atienda. Seguirán pensando o se atreverán a decirle al inquilino que ese muro de protección no es necesario salvo que “tenga algo que temer”, que es “una actitud autoritaria innecesaria”, que es una “vergüenza” o que las vallas son símbolo “simplemente de una dictadura”.
¿Usted, qué opina?