Ideas

Las vacaciones del gobernador

El pasado 27 de diciembre se dio a conocer que el gobernador del Estado, Enrique Alfaro Ramírez, iniciaba un período vacacional de dos semanas. No es que el asunto sea tema de interés prioritario para los jaliscienses, pero sí provoca reacciones varias y es punto de partida para atisbar qué nos depara el año 2020, que ya está aquí.

En ésta, la última Palestra 20 de 2019, y transcurrido ya más de un año del ejercicio de gobierno del mandatario, quien nuevamente llegó al cargo por la decisión de los votantes para que hubiese alternancia, queda claro que el desgaste normal que provoca el ejercicio del poder ha sido más acelerado.

Muchas reacciones que he podido recoger a propósito de las vacaciones del gobernador, especialmente en redes sociales, son mayoritariamente de desaprobación. Sin embargo, también se manifiestan personas que consideran completamente normal que el mandatario se tome unos días de descanso, como cualquier trabajador.

Partamos de una certeza que cuenta hasta con respaldo científico: el descanso es necesario. No sólo es saludable, sino que es indispensable para que cualquier persona continúe con sus actividades cotidianas, así consistan éstas en ser gobernador de un Estado con más de ocho millones de habitantes y una colección de problemas y retos que se remontan a varias décadas atrás.

Que el Ing. Alfaro Ramírez se vaya de vacaciones nos puede resultar hasta benéfico. Con suerte y hasta retorna de mejor humor y con ideas frescas para enfrentar los retos que parecen crecer para el Estado.

Otra cosa muy distinta es la percepción de los jaliscienses. Muchos de ellos (hay que subrayar que se trata de un tema de apreciación, no de un estudio estadístico que represente a la mayoría) no están satisfechos con lo que ha hecho Enrique Alfaro Ramírez. Además de la inseguridad cotidiana y que Jalisco esté entre los cinco primeros estados del país con mayor cantidad de homicidios en números totales, se ha consolidado la idea de que aumentaron los cobros, las sanciones y multas.

Una de las decisiones que más han marcado el primer año de esta administración fue el incremento en la tarifa del transporte público. Aunque el mandatario haya subrayado que no fue aumento, sino “ajuste”, nadie quedó convencido. El servicio todavía es deficiente, no aplica todavía el sistema de prepago y los usuarios dan por hecho que todos los días hay un “robo hormiga”, pues no se pagan los 9.50 pesos, sino 10 pesos en realidad, porque sencillamente no regresan los 50 centavos. Problemas menores que pueden resolverse pero que misteriosamente no se han abordado.

Y después del tema de la tarifa del transporte, están los incrementos en el cobro de licencias para conducir; el aumento en el costo de infracciones; más cobro de predial y hasta cobros del SAT. ¡Claro que no son responsabilidad ni facultad del gobernador!, pero esa impresión está ganando terreno y se afianza.

El mandatario necesita descansar, renovarse, clarificar sus ideas, presentar propuestas que lo vuelvan a convertir en el político que convencía y comprometía.

Tiene que modificarse, porque el año 2020 pinta para ser de confrontación con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y esa es misión imposible.
 

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