Las rechiflas al árbitro electoral en Jalisco
Hablar de fraude electoral en Jalisco es irresponsable, pero hablar de las fallas técnicas y operativas de la autoridad electoral es obligatorio. No descalificas el resultado por una falta dudosa fuera del área chica, pero sí le chiflas al árbitro.
Primero abandonemos la burbuja politizada de la narrativa morenista, que desconoce el resultado y denuncia una operación ilegal de Estado; y la narrativa emecista, que alarma con una supuesta confabulación porril y violenta contra su triunfo.
Fuera de estas burbujas hay una autoridad electoral que cometió omisiones técnicas y operativas que generaron incertidumbre en una elección cerrada, polarizada y compleja. Su proceder fue legal, pero también improvisado y, por momentos, político.
En lo operativo, Paula Ramírez, consejera presidenta del IEPC Jalisco, ha señalado que la primera acta para alimentar el PREP local llegó pasadas las 22:30 horas, es decir, con más de dos horas y media de retraso. A la una de la mañana apenas tenían el 6% contabilizado.
También en múltiples casos las y los funcionarios de casilla, fatigados a las dos de la mañana, abandonaron el cómputo debido al escrutinio complejo. Muchos tenían que trabajar ese lunes o simplemente los venció la fatiga. Por eso hubo paquetes que llegaron sin acta o ilegibles.
Un tercer factor de estrés operativo se relaciona con el envío equivocado de paquetería electoral a distintas sedes. Paquetes que iban a un consejo municipal acabaron en uno distrital. El caso de las “bolsas de basura” fue uno de ellos.
Se suman las protestas afuera de los consejos distritales y municipales durante los cómputos que entorpecieron los traslados de boletas, pero esto sólo fue una consecuencia, no la causa, de la desconfianza que había generado el PREP la noche de la elección.
Ilustro la confusión con el ejemplo de un amigo funcionario de casilla en Guadalajara. Su Capacitador-Asistente Electoral (CAE) les dijo que terminarían máximo 20:30 horas, pero acabaron a la una de la mañana (¿el CAE ignoraba la dimensión del trabajo?).
“Sólo hubo un simulacro muy general, se necesitaban dos o tres sesiones. Con la información que te dan (videos, manuales) es insuficiente”, me comentó mi amigo.
Todo lo anterior sólo puede ser producto de una deficiente capacitación y previsión para enfrentar una contienda cerrada y polarizada que iba a representar un desafío para el escrutinio -más de 40 combinaciones para votar debido a las coaliciones.
El INE lleva la batuta en la capacitación a los funcionarios de casilla, pero también hay capacitadores locales y el IEPC Jalisco es corresponsable.
Lo anterior ocasionó estrés por sobrecarga de trabajo, omisiones procedimentales de funcionarios, y retrasó el PREP, herramienta clave para dar certidumbre a la elección cuando todos los candidatos y candidatas se declaraban ganadores.
Todo esto, en sí mismo, no configura un fraude, pero sí, insisto, abre la puerta a un calabozo de incertidumbre y politización de la elección como ha sucedido. La operación de la autoridad fue técnicamente legal, operativamente remontable ante los tropiezos, pero políticamente vulnerable.
Todos los votos fueron recuperados y contados ante representantes de partido, ha sostenido el IEPC Jalisco.
El sistema electoral mexicano, operado por ciudadanos y ciudadanas el día de la elección, es muy confiable. Las y los jaliscienses debemos tener esa tranquilidad y sólo un tribunal podrá decir lo contrario. Por ahora evitemos caer con facilidad e irresponsabilidad en la narrativa del fraude electoral.
Pero siempre con la claridad de que el INE y el IEPC Jalisco sí se tocan, se critican y se mejoran. El aura beatífica de la autoridad electoral incuestionable debe quedar en el pasado. Mañana abundo sobre las deficiencias técnicas del PREP.