Las lecciones de Jalisco para Xóchitl
En una visita de tres días, Xóchitl Gálvez Ruiz comprobó, otra vez, que en Jalisco está uno de sus pocos bastiones en el proceso electoral. Después de pasar por un par de municipios en la región de Los Altos para quedarse luego en Guadalajara y cerrar su paso después de participar en la FIL, la precandidata presidencial debe haberse llevado varias importantes lecciones que, si valora correctamente, incorporará con urgencia en su discurso y su campaña.
La primera y más importante es que el perfil de Xóchitl Gálvez encaja con clase media y trabajadora, adulta de preferencia. En este segmento de la población el imán de la precandidata es espontáneo y automático. La gente se emociona con su presencia y su discurso. Son “xochilovers” inmediatos y lo declaran.
Como en cualquier situación, la señora puede recoger los frutos gratuitos de un activismo que francamente, no ha sido muy intenso en el Estado. Pero también debe atender lo que muestra el reverso de la moneda: no hay conexión con la juventud y eso es un error grave porque primero, en ese grupo es donde se encuentra el voto potencial para la elección presidencial que no es cautivo de Morena, y en segundo lugar, porque el precandidato Samuel García se especializa precisamente en comunicarse con los jóvenes a través de las redes sociales y los videos.
Y a propósito de su discurso, a la senadora con licencia le ha dado resultados el perfil autobiográfico de la mujer que salió de un contexto de carencias y conflictos familiares. Ha añadido con insistencia que después de superarse por la vía de la educación y el esfuerzo, ingresó en el ámbito del quehacer público trabajando de cerca con los más desposeídos.
Eso está bien porque añade contexto y cercanía a su condición de mujer y de rival en desventaja ante el poder presidencial y la candidatura oficialista de Claudia Sheinbaum. Pero no es suficiente.
Hace falta -y quizá se añada con la llegada de Max Cortázar a la dirección de comunicación de su campaña- que incorpore críticas puntuales a lo que ha hecho el Gobierno federal. No basta con decir que la transformación es relativa o inexistente; se hace indispensable utilizar cifras e incorporarlas a conceptos de fácil entendimiento.
Es de suponer que las propuestas concretas se están construyendo para el momento de inicio de las campañas… cuestión de esperar.
Y si han de presumir que la suya es una candidatura ciudadana y no sólo partidista, urge incorporar perfiles de ciudadanos que la apoyen y cuenten con una reputación respetada socialmente. Los hay, y muchos. Sólo hay que buscarlos e invitarlos.
En un espacio breve como este no pueden agotarse las observaciones a una campaña que persigue nada menos que la Presidencia del país, pero sí es posible añadir un par de puntos adicionales.
Xóchitl Gálvez debe “desmarcarse” de los partidos que la postularon; incluso, advertir que tomará decisiones contrarias a la conveniencia partidista.
Debe iniciar de inmediato la campaña de contraste con Claudia Sheinbaum. Es simple: debe decirle a los mexicanos, simpatizantes suyos o no, por qué es mejor opción que su contrincante.
Las encuestas muestran que la puntera en las preferencias lleva mucha ventaja. El tiempo es el recurso más escaso para ella.