Las incógnitas que despejarán los votos en Jalisco
Planteé ayer aquí el triple rasgo plebiscitario que tiene la elección del domingo desde la perspectiva federal, pero desde luego, también a nivel local será un referéndum que evaluará el trabajo de la primera administración estatal emanada del partido Movimiento Ciudadano (MC), que encabezó Enrique Alfaro y quien nunca apareció entre los gobernadores mejor evaluados del país.
De hecho, ese siempre fue el argumento de Dante Delgado, el creador y dueño de la franquicia naranja, para no darle la candidatura presidencial emecista al mandatario estatal, pese a que sin lugar a ninguna duda Jalisco es el principal bastión de votos del partido MC. Esta negativa fue un elemento decisivo para el rompimiento de la nomenclatura emecista de Jalisco con su dirigencia nacional y con el vacío que hicieron a la fugaz candidatura del gobernador de Nuevo León, Samuel García, y más tarde al abanderado presidencial definitivo de los naranjas, Jorge Álvarez Máynez.
Por eso habrá que ver si la falta del apoyo decidido de los liderazgos emecistas de Jalisco a Máynez y quienes en privado pedían aplicar la lógica del voto útil a favor de Xóchitl Gálvez, le provoca una baja votación o por el contrario, como señalan algunas encuestas locales, sorprende y aparece en Jalisco en segundo lugar.
Vinculada a estas diferencias internas dentro de MC, otra gran incógnita será descubrir si finalmente hubo manos caídas de las estructuras internas naranjas porque su candidato a la gubernatura, Pablo Lemus, no era el favorito de los alfaristas y fue sostenido como candidato por la dirigencia nacional, por siempre haber sido el puntero en las encuestas.
De no ser así, otra incertidumbre a despejar es si la segunda ola naranja que se registró en la Entidad en las elecciones intermedias del 2021, cuando retuvieron la mayoría de las alcaldías del Área Metropolitana y de municipios al interior del Estado, así como la mayoría en el Congreso local, se debió al rechazo a la 4T o a una auténtica aprobación popular a los gobiernos naranjas. Y es que aunque fue indudable hace tres años el avance territorial de Morena en Jalisco, fue evidente que el antiamlismo que se manifestó principalmente en el Área Metropolitana de Guadalajara influyó de manera determinante para que se registrara el triunfo naranja y prácticamente anuló algún eventual voto de castigo por el desgaste de las administraciones emecistas.
Si las y los candidatos de MC se vuelven a imponer y resultan victoriosos logrando un segundo sexenio de forma consecutiva, cosa que no sucede desde que el PRI rompió con tres sexenios de panismo en el 2012, sin duda se tratará de un plebiscito aprobatorio, sobre todo por el crecimiento los últimos tres años de la marca Morena en Jalisco.
Pese a la mala señal que se lanzó nuevamente desde Jilotlán de los Dolores, donde por el dominio de los grupos del crimen organizado en esta zona de Jalisco no se podrán colocar cinco de 15 casillas electorales, esperemos que todas estas incógnitas las despejen los ciudadanos con sus votos en un clima de paz y civilidad política, que contraste con las campañas electorales rojas que vivimos los últimos tres meses. Veremos.
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