Las famosas “red flags”
En la playa las banderas rojas son una advertencia, una señal de que no hay que meterse al mar porque es peligroso. Son ese tipo de avisos a los que más vale hacerles caso. Hoy esas alertas, las famosas “red flags” (como se les conoce en inglés) se han vuelto parte de la comunicación y las relaciones humanas.
En los últimos dos años esas pequeñas banderitas rojas fueron invadiendo poco a poco las redes sociales, principalmente para visibilizar conductas violentas y advertir de situaciones riesgosas, de chantaje o manipulación. Las “red flags” se convirtieron en una expresión común, que están comunicando claramente algo: ten cuidado.
Ejemplos compartidos en internet abundan... “Si te comparan con otras personas”: red flag. “Si minimiza tu dolor”: red flag. “Si quiere las contraseñas de tus redes sociales”: red flag. “Si hace bromas respecto a tu físico o el de alguien más”: red flag. “Si se enoja y te deja de hablar o te aplica la ley del hielo”: red flag. “Si constantemente está tomando alcohol o toma sin control”, red flag. “Si te dice, ‘¿en serio vas a llorar por eso?’”, red flag.
Las banderas rojas son esa señal de que algo no anda bien, que hace falta ponerle especial atención a determinada situación o al comportamiento de alguien (o también al de sí mismo), sobre todo en relaciones poco sanas o tóxicas, donde a veces la violencia se “normaliza” disfrazada de amor romántico.
“Sí amix claro que vi las ‘red flags’ pero fui criada para ignorarlas y creer incluso que el poder del amor las haría desaparecer. Empatia plix”, escribió @BeatrizPawa en un tuit, con más de 15 mil me gusta, que podría ser el caso de cientos de personas más.
Y aunque las “red flags” se han utilizado en cientos de memes, en tonos de humor y sarcasmo, su uso como una alerta en la comunicación digital no es cosa menor, mucho menos en un país como México, donde 4 de cada 10 mujeres han sufrido violencia por parte de su pareja actual pasada. Es decir, según datos del INEGI 2020, casi la mitad de las mujeres mexicanas han sido violentadas por su pareja.
A veces las “red flags” también son como corazonadas o alguna intuición, aparecen mentalmente ante ciertos comportamientos o cuando escuchas alguna conversación, cuando aplicamos la famosa frase de “eso no me late”.
Hace poco alguien me contaba que reapareció su ex, y mientras leía sus mensajes una vocecita interior le advertía: “¡red flag!”. “¡Me di cuenta de por qué terminamos!”, me compartió, “¿Por qué cuando estuvimos juntos nunca me di cuenta que estaba rodeada de banderas rojas? ¡Debía haber salido corriendo antes de esa relación!”
Seguramente todas y todos reconocemos más de alguna “red flag”, en conversaciones o situaciones particulares; el problema es cuando se ignoran, queriéndolas confundir con corazones rojos.