*Las caídas
Dos temas obligados…
Uno: si, como dicen, es cierto que “la naturaleza no da saltos” (o, a la usanza ranchera, que “la cabra siempre tira al monte”), aunque es deseable que el paso de Diego Maradona por el futbol mexicano tenga un final feliz para ambas partes, hay más motivos para suponer que no ocurrirá así; que incluso en el caso de que Diego tenga toda la intención de rehacer su vida, de reorientar sus conductas y de triunfar en una faceta del deporte que demanda estudio, disciplina, esfuerzo, conocimientos teóricos y liderazgo, y en la que no bastan las facultades portentosas que tuvo para jugarlo, falta lo más importante: perseverar; probar que tales propósitos van en serio; levantarse tras las caídas que seguramente experimentará.
*
Endiosado -literalmente- por los fanáticos a los que hipnotizaba por la magia que desplegaba en el manejo de la pelota; reacio a la disciplina, enemigo de la crítica, refractario a la autocrítica, proclive al elogio desorbitado y a las conductas licenciosas, Maradona, por sus antecedentes, está exactamente en las antípodas de donde debe estar el entrenador de un equipo chico que pretende crecer a base, ante todo, de esfuerzo.
Moraleja: “Tiempo al tiempo”...
*
Otro: si la Selección Nacional -lo apuntábamos ayer- sacó la nota reprobatoria previsible en el examen que sustentó el viernes ante un sinodal que le quedó grande (Uruguay), hoy, ante Estados Unidos, tendrá la oportunidad de reivindicarse.
No obstante las bajas en el plantel, algunas por lesión, otras porque algunos equipos europeos solicitaron que se les devolviera anticipadamente a sus jugadores, prevalece la mezcla que, con muy buen criterio (“más sabe el diablo por viejo que por diablo”) confeccionó “Tuca” Ferreti para estos compromisos: por una parte, jugadores con capacidad probada, con experiencia mundialista varios de ellos; por la otra, prospectos que empiezan a hacer méritos en sus equipos para convocarlos a la Selección y someterlos al proceso que debe culminar, con el tiempo y el ganchito consabido, en su plena maduración como futbolistas.
*
La diferencia esencial entre el examen del viernes y el de hoy estriba en el rango del adversario: Uruguay es, hoy por hoy, como quedó demostrado en el Mundial de Rusia, la potencia del futbol sudamericano por excelencia; Estados Unidos, un gigante en potencia, en vías de levantarse del traspiés que le significó no conseguir boleto para ese Mundial.