Las Tres Gracias
Las Tres Gracias son un conjunto escultórico del artista plástico Sergio Garval en Avenida Lázaro Cárdenas y Fuelle, justo donde comienza (o termina) Guadalajara.
Las esculturas de entre nueve y once metros de altura costaron oficialmente 12.1 millones de pesos, pero el artista pagó casi dos millones en multas por la demora en la entrega y asumió los costos adicionales. Él ha contado que el dinero, en ese punto, no le importaba tanto como el legado a la ciudad de una obra que a nadie deja indiferente (eso cuentan los pocos que la han visto de cerca).
En diciembre de 2017 entregó La Abundancia (se necesitaron dos tráileres para trasladarla). Casi un año después entregó La Alegría y en 2021 finalmente llegó La Belleza con casi cuatro años de retraso. Garval ha declarado que la obra, hasta ahora la más ambiciosa en su carrera, requería un compromiso y entrega extraordinarios para acercarse al ideal artístico que había visualizado.
Las Tres Gracias jamás han sido inauguradas oficialmente. La plazoleta construida para albergar las obras permanece cerrada al público. Los automovilistas circulan a más de 70 kilómetros por hora. Si acaso, la ven de reojo. El ayuntamiento decidió esa ubicación.
La obra está trabajada con la técnica de bronce a la cera perdida, un recurso que utilizó Rodin, y que hoy en día es poco común a escala monumental. Algunas noches, grupos de vándalos llenan botellas de refresco con cemento, las atan a cables de metal y las lanzan a las esculturas para jalar y robar el bronce. Otras veces se montan y usan serruchos. Seguramente para venderlo por 50 pesos el kilo y comprar con eso una “micha” de “crystal”.
El artista calcula que se han robado unas cuatro toneladas de la obra (significativo si consideramos que el conjunto pesa alrededor de 25 toneladas). A La Abundancia la despojaron de sus collares de cuentas. El vestido de flores de La Alegría desapareció. Y la cabellera de La Belleza, en donde se plasmaron los rostros de más de cien personajes, ha sido arrasada.
Las Tres Gracias están convertidas en una desgracia: abandonadas, desmanteladas por ladrones y en una ubicación injusta. Forman parte del programa de Arte Público que impulsó Enrique Alfaro como alcalde tapatío. Eso le acarreó críticas y detractores a Garval, pero ha sido la paradoja de los grandes artistas que han retratado su época.
Se dice que Goya navegó entre dos mares para consolidar su obra: cercano al poder, por las mañanas pintaba a la realeza española, pero por las noches, gracias al favor instrumental de los poderosos, diseccionó una época con su mordacidad y crítica social.
La obra de Sergio Garval interpela y sacude. Echen un vistazo en www.sergiogarval.com para entender por qué, como escuché decir a un curador de arte, Garval es “uno de los últimos grandes maestros” en Jalisco.
Las Tres Gracias son una especie de performance o metáfora de esta ciudad: La Abundancia, La Alegría y la Belleza mutiladas. El sacrificio del arte ante las prisas de la política. La delincuencia y la miseria. El olvido institucional, la limitación del espacio público y el sentido de colectividad. La velocidad que nos impide ver y la esperanza de que algún día pueda ser distinto.
Esto sólo pudo ocurrir en Guadalajara.
jonathan.lomeli@informador.com.mx