Ideas

Las “Chivas” pudieron ser

Al término del milenio pasado, el club de futbol Guadalajara se había convertido en un verdadero ídolo del mexicanismo deportivo: jugando siempre con mexicanos y con muchachos que realmente sabían sudar la camiseta, tenía un historial mucho mejor que otros equipos que, ni siquiera con base en abultados cheques, lograban emularlo.

Pero lo cierto es que nuestro “Rebaño Sagrado” andaba trastabillando en ese tiempo. En buena parte se debía a que la vieja guardia de directivos había sido relevada por un sector de la población que ha resultado muy dañino a nuestra comunidad: los juniors. 

Son éstos una suerte de “príncipes herederos” muy competentes para dilapidar el patrimonio construido por sus progenitores. Tal es la razón por la cual, en Guadalajara tenemos tan pocas empresas, de cualquier tipo, que lleguen vivas a la tercera generación.

Un paliativo, que nos trajo incluso un campeonato más, sobrevino cuando se hizo cargo un empresario de nombre Salvador Martínez Garza (q.e.p.d.), más al terminar el contrato surgió el temor de que sobreviniera una catástrofe, como en efecto sucedió. 

Fue entonces cuando surgió la idea de que un patrimonio social de tanto valor como lo era entonces el equipo, no debía quedar en manos de una sola persona y se concibió que pasara a ser propiedad del pueblo de México. 

Se tenía preparado el programa para vender millones de acciones, previo sondeo realizado por verdaderos expertos, asegurando siempre que su manejo deportivo quedara a cargo de personas competentes, y no se rigiera, como sucedió después, por la egolatría de una sola persona… El propio gobernador Ramírez Acuña estaba dispuesto a respaldar con la adquisición, a nombre del pueblo de Jalisco, de una buena cantidad de acciones. Era un proyecto muy bien acabado

En los tres periódicos más importantes de Guadalajara apareció el 1 de septiembre de 2002 un desplegado titulado “Las Chivas son del pueblo de México”, mismo que firmaron varios personajes coludidos en dicho proyecto, sin más interés que el de mantener el equipo en el candelero, para beneficio del estado de ánimo de una gran parte de la población mexicana. 

Quien dio la cara con mucho valor, entre los catorce firmantes, fue Carlos González Lozano, responsable de la publicación que terminaba con el siguiente párrafo: 

Si el Guadalajara es un valor de todos los mexicanos, que pase a ser parte del pueblo de México y que éste contribuya a financiar y respaldar adecuadamente a la institución y a quienes han sido artífices de su prestigio y gran valor.

Los directivos del club se cuartearon e impávidos y sin saber qué hacer fueron humillados por el zarpazo de Vergara que, frente a sus narices les arrebató el valioso patrimonio, dicen que de manera ilegal, pues no se valía hacer una sociedad anónima de una asociación civil...

Los sainetes que ocurrieron y las andanzas recientes de nuestro equipo en los últimos lugares de la tabla, confirman que el camino no era correcto.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando