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Las 4 horas de Alfaro con AMLO

La imagen que describo a continuación posee una poderosa carga simbólica como un indiscutible acto político cuyo significado preciso sólo podemos inferir. 

Me refiero al primer recorrido de prueba del Tren Maya, el pasado fin de semana, en donde viajaron en el mismo vagón, por más de cuatro horas, el Presidente Andrés Manuel López Obrador; Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, y Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Televisa.  

Tras rendir su Quinto Informe de Gobierno en Campeche, el Presidente abordó el emblemático tren junto a sus invitados. 

En la fotografía dentro del vagón, difundida por Alfaro en sus redes sociales, aparecen sonrientes los tres políticos y el alto ejecutivo. 

Contextualicemos en qué momento ocurre este halago del Presidente al gobernador de Jalisco que lo eligió entre cientos de posibles invitados para acompañarlo. 

Un momento en que Alfaro disputa a Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, el control del partido y pugna por una estrategia aliancista para 2024 que necesita para retener Jalisco.  

Un momento en que Xóchitl Gálvez, recién ungida por el Frente Amplio por México, coquetea con el emecismo. 

Un momento en que arrecia el rumor de una fractura morenista en donde Marcelo Ebrard, apabullado por el peso de las encuestas a favor de Sheinbaum, recibe el bastón de mando naranja de manos de su amigo Dante e irrumpe en la boleta bajo el sello del águila (hoy después de las 17:00 horas sabremos qué destino elige el ex canciller) 

Un momento en que todas las fuerzas políticas del país tejen acuerdos, eligen trincheras, coleccionan ventajas y persuaden a potenciales amigos, enemigos y tibios. La efervescencia electoral del tablero político emula la tensión de los segundos previos al disparo de salida en donde cualquier error cuesta la carrera.  

En este contexto histórico, el Presidente invitó a pasar a su lado más de cuatro horas a dos gobernadores de oposición, el de Jalisco y el de Yucatán, y al vicepresidente de la televisora más poderosa del país. 

Cuestionado por la prensa acerca de los temas abordados en ese viaje, la respuesta de Alfaro suena poco verosímil: “Hablamos de muchas historias que nos tocó compartir (...) Fue una plática muy interesante, pero no de lo que algunos se han imaginado. Platicamos más de cuatro horas, pero fue una plática de amigos (...), no de cuestiones electorales”.

Bernardo Gómez es amigo del Presidente pero también el operador político de Emilio Azcárraga Jean. El directivo de Televisa fue el anfitrión en su casa en 2019 del encuentro entre AMLO y Jared Kushner, yerno de Trump. La mitología política identifica a Bernardo Gómez como el directivo de Televisa que pactó, a cambio de un acuerdo millonario, el impulso de Peña Nieto como futuro Presidente. 

Vila, el gobernador panista de Yucatán, recibió hace un par de años una invitación informal de AMLO a sumarse a su gabinete. De Palacio Nacional sólo ha recibido elogios y en una ocasión, en un lapsus linguae, López Obrador lo “destapó” como presidenciable de la oposición. 

Puesto en lenguaje infantil, Jalisco y Yucatán son dos estampitas que le faltan al Presidente en su colección que hasta ahora suma 22 entidades morenistas. 

Por eso la fuerza simbólica de esa estampa en un vagón del Tren Maya el sábado pasado radica en lo que oculta, no en lo que muestra. 

jonathan.lomeli@informador.com.mx

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