Ideas

“La visión de los ramámuri”

Hace algunos años tuve el gusto de leer “La visión de los vencidos”, en la que el maestro Miguel León Portilla recolectó algunos códices e incluso algunas tradiciones orales que narran cuál fue la perspectiva de los pueblos, esencialmente del centro de la República, acerca de la conquista o, si usted quiere, del encuentro de dos mundos como fueron el de los naturales y el de los españoles, tomando en cuenta algo que parece no interesar a los historiadores cuando se generaliza acerca de unos y de otros, ya que -solo por mencionar algunos- no eran lo mismo los aztecas, los tlaxcaltecas y los otros colectivos ni los conquistadores, pues todavía podemos ver que en España los regionalismos son extremos; pero con esa aclaración, el texto recopilado por don Miguel sigue siendo muy importante.

La semana pasada les platicaba del libro que el difunto sacerdote don Jesús Gómez Fregoso me mandó regalar y que entre las muchas cosas interesantes que trae está una visión de la conquista a los ojos de los ramámuri, también conocidos como tarahumaras, escrita por Guillermo Torres Lacombe y Ricardo Robles S.J., quienes evidentemente conocen e interpretan un pensamiento de dicho colectivo que tiene particularidades únicas y cuya visión tiene que basarse en sus mitos y recuerdos importantes, porque ésta se dio en una tierra en que en realidad no hubo conquista, es más, muchos de ellos no se sienten sometidos. Y recuerdo hace muchos años en Chihuahua conocí a una señora, de extraordinaria belleza, que se ostentaba orgullosamente como perteneciente a esa etnia y tenía en su trato un cierto orgullo de clase. En aquellas regiones nunca tuvieron vigor las Leyes de Indias aplicadas en el resto del territorio, ni tuvo lugar el sistema de encomiendas.

Los protegió de la conquista, su natural dispersión en que siempre han vivido, lo cual hace mínimos los colectivos, esto es, las poblaciones que de haber existido hubieran sido conquistadas más fácilmente y no pudieron ser controladas en aspectos políticos, porque su consciencia de pueblo y su interdependencia no requieren de la proximidad física, sino que -según estos autores- se estructura en la dispersión y para que la conquista se hubiese dado, hubiera requerido de una presencia permanente de éstos en todos los rincones de la Sierra Madre y de esa manera, aunque algunos españoles se asentaron sobre todo en regiones aptas para la minería, en lo fundamental los ramámuri pudieron seguir su vida sin cambios mayores, modificándose tan sólo en pequeñas regiones que apenas pintaban en aquella inmensidad de territorio.

Por ello los ramámuri, que no fueron formalmente sometidos, lo cual no significa que no fueron afectados, registran un hecho diferente a la narración que nos hizo León Portilla y más tardíamente, ya que las afectaciones fundamentales se dieron hasta el siglo XVII y habremos de seguir observando esta singular visión de la conquista.

@enrigue_zuloaga

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