La violencia que viene
Jalisco está en el ojo del huracán en materia de violencia. Una vez más el centro de las disputas del crimen organizado se corrió hacia esta zona del país. Las explicaciones oficiales suelen ser cortas y malas, lo único que dicen es que hay una diputa entre cárteles. Vieja explicación, nuevos muertos. Alejandro Hope, experto en estos temas, abunda bastante más en lo que puede estar pasando en esta confrontación en su columna de El Universal publicada el lunes pasado (http://www.eluniversal.com.mx/columna/alejandro-hope/nacion/jalisco-no-se-raja). La explicación sería, desde su punto de vista y planteado como hipótesis, una confrontación con un disidente del cártel Nueva Generación dedicado al robo de combustible llamado “El Marro”. Pero eso, aclara el autor, explica algunas muertes recientes, no las de enero, no las de diciembre. Hay algo más profundo en la descomposición de la seguridad en el Estado.
La pregunta de fondo no es quién mata ni a quién matan sino por qué estos grupos pueden matarse en plena luz del día con la confianza de que nadie los molestará ni se interpondrá entre ellos y sus enemigos, por qué no hay una investigación y tampoco un solo detenido. Es verdad que no hay nada que pueda hacer el gobierno, cualquiera que este sea, para evitar que una persona que quiere matar a otra lo haga; no hay manera de intervenir su voluntad. No puede hacer nada, excepto, darle la certeza al asesino de que si lo hace será castigado. Cuando esto no sucede, cuando el asesino sabe que puede hacer su voluntad sin consecuencias, entonces sí hay una responsabilidad del gobierno y del Estado en su conjunto. Dicho en pocas palabras, la impunidad sí es responsabilidad del gobierno en turno.
La inseguridad en Jalisco y particularmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara tiene una clara tendencia a empeorar. Los números, las circunstancias (enfrentamientos de grupos, elecciones, etcétera) y la falta de respuestas institucionales no hacen sino presagiar malas noticias. Como ninguna autoridad quiere mojarse, su única respuesta es aventar la bolita a otra cancha o a otro nivel de gobierno.
El receso electoral es una pequeña ventana de oportunidad para tomar decisiones, para alinear a las policías de la zona metropolitana
Es momento de prender alertas. Hay dos cosas seguras: algo está pasando en el entorno y no estamos haciendo nada para evitarlo. El receso electoral es una pequeña ventana de oportunidad para tomar decisiones, para alinear a las policías de la zona metropolitana y sobre todo para hacer una estrategia contra un enemigo del que nuestras autoridades parecen saber mucho y hacer poco. Que tal si en lugar de hacer previsiones hacemos prevenciones.