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La vida como paréntesis entre elecciones

José María Martínez, candidato a la presidencia municipal de Guadalajara perdió la elección del 2 de junio de acuerdo con tres instancias: el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPC), el Tribunal Electoral del estado y la Sala Regional Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ah, un dato extra que para ciertos políticos es menor: perdió la elección porque las ciudadanas y ciudadanos tapatíos le dieron más votos a Verónica Delgadillo. Pues bien, el excandidato y diputado local por Morena no se resigna, anunció que llevará su alegato a la Sala Superior del Trife. Está de moda reconocer y asentar que es su derecho. Me gustaría ser abogado (afirmación solamente retórica) para poder discernir con conocimiento jurídico si el derecho de él está por encima del derecho de los habitantes del municipio que quiere gobernar, a una transición oportuna entre administraciones que implica tranquilidad porque, aunque él no lo crea, la vida sigue, transición oportuna que confirmaría la certeza en un derecho que cada día para el Movimiento regenerador (afirmación solamente sarcástica) va siendo puro detalle: respetar el voto.

Quienes saben de leyes y de su espíritu, de exposición de motivos y de considerandos, de derechos humanos y demás materias, podrán dilucidar lo anterior o desecharlo por notoriamente improcedente (no soy abogado pero conozco algunos clichés de su argot); sin embargo, a partir del planteamiento sobre la colisión de dos derechos (más argot) se delinean dos sujetos jurídicos (quihúbole): el multicitado candidato de Morena, y las mujeres y los hombres que al votar representan a los ciudadanos de Guadalajara, a la que también representan quienes no votaron y particularmente aquellas y aquellos que, detalle entre detalles, fueron seleccionados para ser funcionarios electorales, o sea: se capacitaron para ese fin, recibieron la papelería oficial y los instrumentos correspondientes, armaron las urnas, dispusieron las boletas, recibieron a sus vecinos para que sufragaran, contaron los votos, llenaron las actas, colgaron la famosa sábana con los resultados en las afueras de la casilla y entregaron el paquete resultante que contiene un detalle más: las boletas marcadas por cada persona, la democracia electoral y un derecho materializados, ni más ni menos. Detalle tras detalle, siempre es así cuando una sociedad dispone, es el caso de la nuestra, que cada mujer, que cada hombre, niña, niño y adolescente, cuentan. Luego de seis años de morenismo destaca que este detalle de los detalles, las personas consideradas individualmente, es insustancial, que más bien deben ser observadas, discurseadas y atendidas de bulto; un ejemplo, el Tren Maya debe tener, así: debe tener felices a los habitantes de Caborca, por mencionar una ciudad, porque el presidente afirma que es la obra que hará la diferencia positiva para el país.

Entonces, tenemos que José María Martínez quiere, a toda costa, gobernar la demarcación capital de Jalisco. ¿Por qué? Si atenidos a sus alegatos y a los resultados de la elección podríamos inferir que los habitantes de la Perla de Occidente son, representados por quienes estuvieron a cargo de las casillas y del Consejo Electoral municipal, incompetentes selectivos o perversos. De los seis tipos de boletas que pasaron por sus manos y sus ojos para ser contadas, tal parece que lo hicieron bien con las de la elección presidencial, con las de legisladores, locales y federales, y con las de los senadores; en cambio, se confabularon para que las de la elección municipal quedaran a favor de la alcaldesa electa Verónica Delgadillo. Es necesario mencionar que la cofrade de Martínez, Claudia Delgadillo, también está inconforme, sólo con el total que no le favorece para regir en Jalisco; como con la elección de Guadalajara, las y los ciudadanos que sumaron los votos se coludieron para perjudicarla. ¿En verdad Martínez y Claudia D. desean gobernar a semejantes ciudadanos? Ambos, con su necedad al no reconocer la derrota y tampoco presentar pruebas del fraude que argumentan, insinúan que aquellos a quienes ansían dirigir, personificados por quienes intervinieron en el proceso electoral, son incompetentes selectivos o perversos. Adicionemos otro detalle: los dos tribunales que revisaron el caso de Guadalajara coincidieron en su dictamen: Morena no presentó pruebas que fundamentaran su querella.

Algo más trasluce de la inconformidad morenista: la gente de Guadalajara está hipnotizada por lo que llama “alfarismo”, categoría que, siguiendo su lógica, debería aplicar para quienes votaron por la presidenta electa Sheinbaum: sus mentes respondieron al lópezobradorismo, ergo, que se repita la elección. Bien mirados, los tapatíos resultan un tanto esquizofrénicos; al cruzar la opción por la presidenta electa, sus mentes, como en película de Clavillazo, fueron dominadas desde Palacio Nacional, y en cuanto tuvieron enfrente la de la presidencia municipal, segundos después, Casa Jalisco y el prelado Juan Sandoval las tomaron bajo su control. Insisto: ¿por qué desear gobernar semejante comuna?

La determinación de la Sala Superior Guadalajara del Trife hace presidenta municipal electa a Verónica Delgadillo (aunque José María tiene derecho etc.) y, de paso, por inferencia lógica, se confirma para Pablo Lemus la calidad de gobernador electo. Pero no es la tal Sala la que establece la victoria, fueron los votos de los guadalajarenses, de los jaliscienses; eso que antes dejó en claro una de las instituciones que nos dimos en el trance a la democracia: el IEPC; el tribunal local y el federal se valieron de los documentos y las cuentas que aquél proveyó, sin ponerles reparos, para emitir sus fallos. IEPC que sufrió, como casi nunca, embates de todo tipo, internos y externos. Reconocer esto, así sea de nuestra parte, zombis esquizofrénicos, es importante, el país está en manos de autoerigidos traductores de la voluntad popular, ésa que, como para quienes denostaron el trabajo del IEPC y el de los ciudadanos, sólo es válida si les conviene; si no, por encima ponen los “ismos” y las vías legales que les vengan bien para ejercer su derecho, el único que, suponen, es supremo.

agustino20@gmail.com

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