“La venganza del charro negro”
No tengo ninguna duda de que a cada santo le llega su fiestecita y hace ocho días le tocó a nuestro amado señor presidente; resulta que el prohombre mandó una reforma constitucional al Congreso, con las instrucciones que da una gente que tiene poder y que está catalogado como el segundo mandatario más popular del mundo -digo eso nada más para que no anden con la trompa escarbando la humedad y con la cola espantándose las moscas- y un gobernante tan querido manda sus iniciativas para que las aprueben, no puede ser de otra forma, sin cambiarles ni una coma, faltaba más.
La reforma constitucional que pretendía es la eléctrica, pero con todo respeto la cara visible de esta es la CFE y el señor licenciado Barlett, que yo no sé si sea honesto, pero digamos que fama de tal, no tiene y aunque ignoro qué tanto pueda saber de electricidad, de lo que sí estoy seguro es que de elecciones sabe mucho, lo ha demostrado hasta la saciedad y por ello no es una cara agradable para la propuesta.
Pues se mandó al Congreso, donde habitualmente los tribunos no se caracterizan por ser lectores de nada y la iniciativa debe de haber estado muy elaborada porque el primer mandatario estaba esperando con ella -y gracias a su inmensa popularidad- pasar a la historia, aunque fuera combatido por aquellos villanos, corruptos, conservadores, fachas, repetitivos e hijos del siete de bastos que fueron tan desvergonzados que trajeron a Maximiliano a gobernar y que por lo general combaten las buenas ideas de nuestro presidente.
Pero hay un precedente, cuando se discutía en la Cámara el presupuesto el año pasado, también mandado para aprobarse sin mover una coma, los diputados de la oposición (por lo general igual o peor que los diputados del partido del presidente) promovieron 200 observaciones al proyecto y los diputados de Morena, con esa soberbia que produce saberse mayoría, mandaron sencillamente a lucas a los de la oposición y les rechazaron sin ver las doscientas observaciones, esto es, no reconocieron ni siquiera una, por educación, los mandaron vil y villanamente a un rancho de Tabasco y los más grosero -que en eso no son todos iguales-, fue que acompañaron el rechazo con una sonora trompetilla, junto con una risita burlona y eso a los de oposición des dio mucho coraje, aunque todos saben que donde hay desquite, la cosa es pareja.
Y no tuvieron que esperar mucho porque el señor presidente quería mandar su iniciativa de reforma, en la que necesitaban como 70 votos de la oposición y ellos supieron que su hora había llegado, lo que el primer mandatario envió ni lo leyeron ni les importaba, porque ellos tenían un agravio que consideraban justificado y así, el día de la votación, con muchos, muchísimos discursos, excitativas al patriotismo y cuestiones semejantes, los de oposición recordaron cuando los mandaron a lucas y votaron en contra en consecuencia, también sin ver.
@enrigue_zuloaga