Ideas

La telecracia 2.0

Pensemos en dos políticos en las antípodas ideológicas:  El primero, Javier Milei, ultraderechista recién electo presidente de Argentina. El segundo, Pablo Iglesias, progresista y fundador del partido Podemos de España que rompió el bipartidismo. 

¿Qué tienen en común? Ambos eran profesores universitarios. Ambos comenzaron su carrera política como analistas en foros televisivos en donde dispararon el rating. Ambos representaron una forma disruptiva de acceder al poder político en la era de las redes sociales. 

Según datos de la prensa Argentina, Milei fue el economista más consultado en programas de radio y televisión en 2018. En total le hicieron 235 entrevistas ese año. Durante la campaña presidencial, los medios tradicionales, sobre todo televisivos, sometieron su figura a una sobreexposición que se potenciaba y desdoblaba a través de las redes sociales. 

En el aspecto comunicacional, AMLO es un caso parecido. Los medios tradicionales replican ad nauseam el mensaje que genera desde la mañanera. Esta es una evolución del monopolio televisivo que se encabalga sobre la comunicación digital de las redes. Eso provoca que el poder mediático se amplifique y desdoble. La conjunción de un tópico con amplia cobertura tradicional y un impacto simultáneo en internet es una bisagra que abre puertas a nuevos fenómenos mediáticos como Milei. 

Por el contrario, un tema exclusivo del mundo digital o en los medios de referencia se constriñe a un nicho y difícilmente prospera. Los medios tradicionales, radio y televisión sobre todo, persiguen desaforadamente la conversación en las redes para generar rating, lo que somete sus agendas a la dictadura sociodigital. El secreto de esa levadura lo entendió y aprovechó muy bien Milei. 

Pablo Iglesias (visitará la FIL Guadalajara) es uno de los políticos de izquierda más disruptivos de nuestras democracias contemporáneas. A partir del 15-M, el llamado “movimiento de los indignados” en España, fundó el partido Podemos y llegó a ser vicepresidente del Gobierno de España. Desde allí impulsó reformas de impacto social como la ley de vivienda. En 2021 dimitió al cargo para competir por la Comunidad de Madrid y perdió ante la derecha. El descalabro lo hizo abandonar la política y dedicarse a la comunicación como analista y periodista. 

En una entrevista contó que como panelista televisivo él controlaba al personaje que representaba. Sin embargo, como candidato, el aparato mediático impuso una narrativa que destruyó su reputación a tal grado que abandonó la profesión de político. Él hace una reflexión como transeúnte del mundo académico y de Gobierno. Cuenta que siempre, siempre, siempre, los dueños del poder económico ostentan el poder mediático que al final sirve a sus intereses junto con la clase política. 

Un dato: Milei trabajó en la empresa Corporación América de Eduardo Eurnekian, uno de los hombres más ricos de Argentina concesionario de 35 aeropuertos en el país. De hecho, el debut en los medios del virtual Presidente argentino estuvo mediado por el magnate para que criticara en 2015 al entonces primer mandatario Macri. 

No seamos ingenuos. Detrás de todo fenómeno mediático siempre, o casi siempre, están los intereses del poder económico capaz de crear un Milei o liquidar a un Iglesias.  
 
jonathan.lomeli@informador.com.mx

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