La tarea materna
El Día de las Madres tiene un papel muy importante en nuestra cultura, porque el cordón umbilical se mantiene vivo. Muchas no lo llegan a cortar. Se tiene un enorme agradecimiento por habernos dado la vida y por las abnegadas atenciones recibidas desde la infancia, y a la vez una sutil dependencia que gratifica y da confianza.
Algunos especialistas insisten en que a pesar del machismo y la predominancia del uso y el abuso del poder masculino, en el fondo hay un profundo y serio matriarcado que mueve los hilos sensibles de los hijos hasta llegar a controlarlos.
Es muy aceptado que las mujeres gozan de una mayor inteligencia emocional y que por ello son más capaces para dominar el dolor y soportar el sufrimiento, y a pesar de ello ser cariñosas y entregadas.
En realidad, es el día en que además de agradecerles con atenciones especiales, es el momento de reconocer su valentía, su paciencia y dedicación; aunque algunas mamás no lo hayan llegado a practicar de una forma más elevada y talentosa. Errores y fallas todos tenemos.
Durante las distintas etapas de la vida, vamos teniendo diferentes maneras de relacionarnos con nuestra madre, de pequeños nos enseñan tantas cosas positivas, como también recibimos regaños y castigos por nuestro comportamiento. Pero ahí están, al pendiente de lo que hacemos o dejamos de hacer; y conforme vamos creciendo, sus atenciones, consejos y apoyo resultan indispensables para conseguir muchos de nuestros logros y propósitos. Ya de más adultos, nos gusta visitarlas y acompañarlas en muchas de sus actividades y tareas, pero sobre todo devolverles algo de lo que hicieron por nosotros en forma de atenciones y cuidados.
La relación con la madre suele ser compleja y en ocasiones con sentimientos encontrados y difíciles de manejar; pero al fin y al cabo predomina ese gran amor por ella, que acaba siendo más intenso en cuanto tomamos consciencia de lo mucho que han hecho por nosotros. Lo llegamos a reconocer más cuando descansan en paz y quedan los buenos recuerdos, en la memoria, y comprendemos mejor lo que hicieron por cada uno de nosotros.
Festejar a nuestras madres es agradecer su amor y perdonar sus errores y equivocaciones, es lo que puedo hacer de todo corazón. Y eso significa todo.