La sucesión, según el Presidente
Para el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, existe sólo un gran objetivo: que su movimiento retenga la presidencia en las elecciones de 2024. Puede incluso asegurarse que eso le interesa más que sus obras estratégicas aún pendientes, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Y siendo ésta su mayor preocupación, declaró iniciada la carrera por la candidatura.
En el número anterior de Palestra 20, se consignó que la prioridad para el mandatario en su relación con el Congreso de la Unión, después de la fallida Reforma Eléctrica, era la Reforma Electoral, y ya fue presentada. Los cálculos internos del equipo en la presidencia, después de las primeras discusiones, no serán erróneos en esta ocasión: la reforma tal como está, no será aprobada.
De hecho, esta nueva propuesta de reforma aglutina con más facilidad a los diputados de oposición que la misma Reforma Eléctrica. Y en puntos específicos, incluso los legisladores del Partido Verde y del Partido del Trabajo, pueden votar en contra o abstenerse; y es que les preocupa especialmente que se aprueben recortes de recursos públicos a los partidos, y que se eliminen totalmente las diputaciones de representación proporcional, porque estarían prácticamente condenados a la desaparición.
Pero el tema de la Reforma Electoral, aún por verse si ocurren cambios, no influyó en la decisión presidencial de iniciar la carrera interna por la candidatura presidencial. Dentro de su partido no tiene oposición.
El proceso se puede identificar en las últimas semanas. Primero, el apoyo permanente y la compañía con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Compañera política de décadas, la jefa de Gobierno ha sido coreada como “presidenta, presidenta” en varias ocasiones, en diferentes eventos públicos en su agenda. Hasta hace unos días, aparecía casi como virtual candidata.
Pero después, en una de esas jugadas sorpresivas que tan bien le salen al Presidente López Obrador, él mismo destapó a su secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Jueves 28 de abril por la tarde. En un encuentro con diputados de Morena y de los partidos aliados en Palacio Nacional, al mandatario le pareció oportuno hacer una “especie de encuesta” y preguntar a los legisladores si aprobaban el desempeño de su paisano en Gobernación. A los aplausos y los gritos les siguió después el “¡presidente, presidente!”. Y al otro día, sabiendo que sería el tema en agenda, el Presidente negó que el destape fuera definitivo y que él apoye como candidato a quien resulte ganador en la encuesta que efectuará Morena para 2024.
Así, repentinamente, el secretario de Gobernación saltó al protagonismo electoral.
Pero el secretario de Relaciones Exteriores también tiene sus propias herramientas, y durante el fin de semana se hizo presente en el Estado de Hidalgo, a donde fue para apoyar a un candidato de Morena. ¿Causalidad? También a él le gritaron “¡presidente, presidente!”, y lo agradeció con sonrisa abierta y saludos al aire. Ya esta semana, declaró abiertamente que sí competirá en la famosa encuesta del partido para buscar la candidatura.
Y para confirmar, el propio Presidente anunció en Tabasco, el domingo 1 de mayo, marcando puntualmente el acento de su tierra y echando mano de las metáforas beisboleras, que su movimiento tendrá cuatro o cinco “bateadores” en las elecciones de 2024 y van a volver a ganar “por paliza”. ¿Por fin reconoció que Ricardo Monreal puede competir?
Ni inseguridad, ni economía, ni salud, ni calentamiento global y cambio ambiental. Al Presidente le importan las elecciones y la sucesión.
jonasn80@gmail.com / @JonasJAL