La sociedad del cansancio
Estoy cierto que hoy más que nunca el ser humano debe cambiar su mentalidad para adaptarse a los retos del 2021 y para poder aceptar su naturaleza. Vivir en tiempos complejos debe incentivarnos a detenernos un par de minutos al día para reflexionar sobre nuestra realidad.
Dentro de su libro “La sociedad del cansancio”, Byung-Chul Han, señala que al día de hoy, el ser humano se encuentra en guerra consigo mismo. Tendemos a autoexplotarnos y podemos convertirnos en nuestro peor enemigo si no sabemos canalizar nuestros pensamientos y acciones. Han menciona, de la misma manera, que entre las enfermedades más fuertes del siglo XXI podemos encontrar las neuronales. Entre estas, menciona la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno límite de la personalidad y el síndrome de desgaste ocupacional. Esto es, si bien hay amenazas externas para el ser humano, la mayoría parten de nuestro interior.
Han tiene razón. Hemos llegado a un punto de insaciabilidad dentro del cual predomina lo material
Han tiene razón. Hemos llegado a un punto de insaciabilidad dentro del cual predomina lo material. Con el afán de encajar en la sociedad e impresionar, una persona considera prudente endeudarse para comprar un coche o un reloj. Es aquí cuando viene a la mente la frase “compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a personas a las que no les importamos”. Nada de lo que hacemos termina satisfaciendo nuestro ego ni nuestra hambre por tener más y “ser más”.
El sistema que nos rodea le ha hecho mucho daño a la naturaleza humana. Debido a lo anterior resulta indispensable reconfigurar nuestra mentalidad. Reconocer la autoexplotación a la que estamos sometidos es el primer paso para cambiar esta situación. En lugar de vivir bajo esta mentalidad, considero que debemos prestar atención a ciertas mentalidades orientales.
Existen ciertas teorías de los guerreros samurái que mencionan que lo que le permite a uno de estos guerreros obtener claridad de pensamiento es vivir con la conciencia de la inevitabilidad de su muerte. Al estar consciente de que la muerte podrá llegar en cualquier momento debido a la fragilidad de la vida, sabe que sus días están contados. Al saber esto, en lugar de deprimirse, decide experimentar su vida con una fuerza e intensidad incomparable. Cada acto y pensamiento cuentan como si fueran el último y bajo esa tesitura entienden que no hay tiempo para nada que no sea significativo.
Con lo anterior, podemos enaltecer la naturaleza humana por medio de su fragilidad. Somos demasiado vulnerables para estar destinando nuestros días en banalidades creadas por el sistema. En estos tiempos no debemos conformarnos por nada menos de nuestra autenticidad y dicha. Practicando esto, podremos pasar de la autoexplotación a la prosperidad individual y posteriormente a la colectiva.