La primera mujer presidenta
En octubre próximo de cumplen 200 años de que México, reconocido como Libre y Soberano, tuviera su primer presidente.
Y así, a 200 años de historia por primera vez en octubre próximo nombraremos a la que será nuestra primera mujer presidenta.
Dejando de lado sobre si estamos a favor o en contra del partido al que ella representa es de nuestra preferencia o no, debemos considerar que, efectivamente, México está haciendo historia, convirtiéndose en uno de los 26 Países que tienen a una mujer presidenta.
Así tenemos un paso más hacia la paridad, pues si bien 26 países sólo representan alrededor del 13% de los alrededor de 200 países que hay en el mundo, la llegada de una mujer a puestos de alta dirección siempre será un paso adelante.
Tenemos entonces un nuevo ejemplo de que las niñas pueden ser de grandes lo que ellas quieran: futbolistas, científicas, astronautas, políticas, y hasta presidentas, teniendo una referencia más de que el trabajo constante y la preparación te pueden llevar a cualquier lugar que hayas imaginado.
Sea del partido que sea, Claudia Sheinbaum hoy es parte de la historia de México.
Tener a la primera Presidenta mujer nos permitirá también conocer la posibilidad de un cambio de perspectivas ante la toma de decisiones, pero también en su relación con otros países.
Y aunque todavía ni siquiera ha tomado el cargo, sin duda no todo será miel sobre hojuelas, porque seguramente se esperará de ella el mejor papel, y claro que la exigencia debe ser alta, puesto que se trata del liderazgo de un País, pero sin duda será un reto y un obstáculo a vencer el que se deje de lado su condición de ser mujer con el poder hacer o no las cosas.
Así también tengo la esperanza de que el ejemplo de tener una mujer presidenta deje de lado las condiciones machistas que, lo crea o no, persisten en quienes dicen que el lugar de las mujeres es en el hogar.
Me motiva también el pensar que, entre los discursos más alentadores que escuché de Sheinbaum Pardo se encuentra el poder elevar a rango constitucional la paridad de las mujeres para impulsar una verdadera igualdad entre ellos y ellas, y comenzar así a erradicar las violencias: fortaleciendo a las mujeres y quitando a los hombres las herramientas que tenían para ejercer poder sobre ellas.
Es pensando en que esto ocurra poco a poco que comencemos a ver no sólo que más mujeres llegan a puestos directivos, sino que en esos puestos obtienen salarios por igual que los hombres.
Pero para todo ello será necesario que Claudia se desapegue por sí misma de las directrices de Andrés Manuel, pues si bien la idea internalizada puede ser que es ella la continuación del poder de López Obrador, los ojos deberán ponerse ahora en sus decisiones por autonomía, considerando además uno de los factores fundamentales por lo cual encabezó las preferencias de las y los mexicanos durante la campaña: Claudia es una mujer inteligente y preparada.
Y tampoco es que seamos condescendientes, pero sin duda tener una mujer presidenta deberá cambiar nuestra perspectiva de análisis y ¿por qué no? Incluso quienes no votamos por ella podríamos llevarnos una sorpresa.