Ideas

La perseverancia de la diputada

In memoriam Rosario Green

La creciente participación femenina en la vida política ha seguido caminos de muy diversa índole, algunos de los cuales más bien tienden a desacreditar esta corriente “feminista” que pugna porque las mujeres asuman roles de importancia sin que su género se los impida.

Uno de ellos fue el que aquella extraordinaria periodista llamada Margarita Michelena definió como “a la Cámara por la recámara”. Otro ha sido el de la cuota de género, que ha dado lugar a rellenar con elementos que estaban a la mano, aunque a veces la poca capacidad resulte evidente y contraproducente. Un tercer camino ha sido el de las testaferro -llamadas “juanitas”- elegidas para dejar el cargo de inmediato a su suplente, que es el mero mero petatero.

Las hay, por supuesto, muchas, que se valen de sus indiscutibles méritos, y han enriquecido sobremanera la vida política nacional. No es necesario dar nombres, porque la lista es ya enorme y más larga que en la mayoría de los países del orbe, por más que los y las malinchistas de rigor digan lo contrario…

También, pues, en el ámbito político padecemos, lo mismo que varones de esta índole, a mujeres saltimbanquis que van de un lado a otro haciéndose cargo de la función que se pone de modo, esté o no debidamente capacitada para ello. 

Es por eso que, ahora que se moverá el panorama, quiero destacar el hecho de una actual diputada que, ave raris, lleva ya muchos años trabajando para beneficio de un sector medular y complejo de la población zapopana y ha llegado a imbricarse cabalmente con él, a pesar de su diversidad.

Parafraseando al famoso dramaturgo, la actual diputada local Mirza Flores Gómez, puede decir aquello de que ”a los palacios subí y a las cabañas bajé”, aunque a diferencia del Tenorio, “en todas partes” ha dejado gratísima memoria. 

Empezó hace ya más de cinco años buscando afiliaciones para su partido, luego fue diputada federal, venciendo a verdaderas chuchas cuereras y tuvo a bien compartir su vida entre la Cámara y su distrito, gestionando con gran pasión,  aquí y allá, mil cosas en  su beneficio. Una verdadera representante popular comprometida con “su gente”.

Al término de su gestión, aferrada a dicha gente, se postuló para diputada local y, claro, ganó. Ahora, ya doctorada en Zapopan, busca posibilidades de seguir ayudando más y mejor, con lo cual podría aprovechar todo lo que conoce su territorio. Pero, claro, no faltan los gandallas que, con pocas o nulas transpiraciones, tienen aspiraciones de, aprovechándose de la buena salud con que la gestión de la diputada Flores deja a su partido; utilizando las socorridas técnicas del dedazo y el caballazo sin importar si tiran por la borda el trabajo sólido y comprometido que la susodicha ha venido haciendo.

No dudo en afirmar que su perseverancia en esa zona medular de mi entrañable municipio de Zapopan es una verdadera lección de buenos modales políticos para todos aquellos de su misma agrupación y de todas las demás que se agarran aunque sea de un clavo ardiente con tal de seguir en la jugada.

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