La nueva normalidad en Jalisco
El gobernador de Jalisco adelantó parte de su programa de reactivación económica luego de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer su plan de reapertura.
En concreto, el plan del gobernador se enfoca en una reactivación gradual por sectores, a diferencia de la Federación que lo propuso por municipios sin contagios.
En Jalisco, el próximo lunes se reabren algunos comercios y actividades, pero con estricto apego a normas sanitarias y a un 50% de la operación normal.
Los eventos masivos, gimnasios, plazas y corredores comerciales, bares, cantinas y salones de eventos seguirán cerrados. Las normas serán revisadas mínimo cada 15 días y ante un rebrote o alza de contagios, podríamos regresar a un confinamiento general nuevamente.
Como ya adelantó la UdeG, la “nueva normalidad” estará lejos de regresar pronto y todo indica que una reapertura total tomará al menos cinco meses de distintas fases, y ensayos de prueba y error.
Así que a armarse de paciencia. Esta etapa, adelantó el gobernador, puede ser incluso más difícil por lo que será clave la colaboración de la gente.
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El Congreso estatal estrena la modalidad de sesiones a distancia y tendrá su primera reunión de pleno vía teleconferencia.
Estará a discusión una reforma a la ley que dividió a la bancada de Movimiento Ciudadano y la confrontó con sus aliados panistas.
Trascendió que a los legisladores de Acción Nacional no les convencen los puntos que abordan asuntos de educación sexual y consideran que la propuesta de la emecista Mara Robles se pasa de liberal.
Otro punto a tocar en la sesión será consumar la extinción de Servicios y Transportes; organismo que arrastra un endeudamiento millonario desde hace varias administraciones estatales.
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Por cierto, la extinción de Servicios y Transportes debe prender focos amarillos porque representa un negocio millonario para potenciales concesionarios.
¿Quién operará las rutas de la paraestatal? ¿Cómo se van a concursar y bajo qué mecanismos de supervisión? Recordemos que ya los transportistas, con o sin el conocimiento de la Secretaría de Transporte, hicieron negocio redondo con los subsidios para las máquinas de prepago.
Imagínense ahora nomás el botín que representa la extinción de la paraestatal.