La nueva estrategia; el mismo deslinde
Ayer el gobernador rindió un informe de seguridad, en el que inició con lo que le heredó la pasada administración: el clímax de la escalada de violencia, el desmantelamiento del viejo sistema de seguridad, los recortes presupuestales, el crecimiento de la pobreza y el disparo en el consumo de las drogas. Todo eso. Luego, presumió que ya se corrigieron muchas cosas en la Fiscalía y en el Poder Judicial. Y después volvió a presumir la baja en los delitos patrimoniales, pero jamás mencionó la cifra negra o los ilícitos que no se denuncian, así como la impunidad.
Por último, pidió corresponsabilidad a la sociedad para la siguiente etapa en 2022; en otras palabras, le pasó la “bolita” ante la incontrolable violencia familiar (incluyendo a los papás, hermanos o hijos que andan en malos pasos).
Y mientras anunciaba la nueva estrategia en Palacio de Gobierno, muy cerca, en Garibaldi y Mariano de la Bárcena, fueron encontrados los cadáveres de dos personas. De seguro, pero de seguro, fue para “desestabilizar” su informe y su nuevo plan.
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Uno de los anuncios que llamó la atención es que se creará la Universidad para la Policía en Jalisco, con la intención de que sea un modelo nacional de capacitación, sectorizada en innovación, ciencia y tecnología. La iniciativa es una buena noticia para tener más y mejores policías, pero no se olviden que el rezago educativo entre los elementos es importante. El Inegi revela que 55% de los policías tiene la preparatoria terminada, sólo 30% cuenta con algún grado de escolaridad superior y 15% tiene educación básica; es decir, apenas primaria o secundaria. Apoyar a esos elementos también debe ser una prioridad.
Por si tenían dudas de por qué no saben llenar el informe de primer respondiente.
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Parece que la glosa del Tercer Informe del Gobierno de Jalisco les resulta tan cómoda a los secretarios estatales, que ayer Enrique Ibarra Pedroza se aventó la reunión de más de tres horas casi sin usar el cubrebocas. El secretario de Gobierno gozó del “privilegio” de no atender esta medida sanitaria, que sigue siendo obligatoria. En pocas palabras, mostró que mantiene coincidencias con el Presidente López Obrador, acérrimo detractor de la mascarilla.
Por cierto, hasta el Poder Legislativo llegó el “corralito” para que el acceso al patio donde se desarrolló la glosa estuviera restringido para reporteros o cualquier cosa que se le parezca. En ese tono estuvieron Margarita Sierra, secretaria de Participación Ciudadana, y la contralora Teresa Brito, quienes se negaron a dar entrevistas. ¡Pura rendición de cuentas!