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La normalización de la tragedia

Inmóviles, tiradas en el suelo, se alcanzan a ver a través de una ventana los cuerpos aparentemente inertes. Era tanta la desesperación del hombre, al que momentos antes alertaron los vecinos de la zona, que éste, desconsolado, rompió un vidrio para poder ingresar. Era familiar de las dos mujeres: mamá de 35 años de edad e hija de seis.

El caso fue parte de los espacios de noticias de seguridad en algunos medios de comunicación, pero se perdió en medio de la información relacionada con las nuevas medidas de restricción y movilidad social que se establecieron este fin de semana ante la gravedad de la situación de la pandemia en Jalisco.

El olor a gas LP era muy fuerte. Se trató de una fuga que empezó en el cuarto de lavado; los servicios de emergencia aún no llegaban, tenían que sacarlas de la casa, ubicada sobre la calle Hacienda Mazatepec, en la colonia Oblatos de Guadalajara. La tragedia ocurrió el pasado jueves por la noche. La mujer mayor se desvaneció en la cocina; a unos cuantos metros de distancia quedó la pequeña.

En la calle todo era confusión. Al llegar, los paramédicos se percataron que la joven madre ya no tenía signos vitales; la niña, inconsciente, fue trasladada a un hospital privado y sobrevivió.

En toda esta historia existe un factor, el principal: la prolongada pesadilla de la que no podemos despertar y de la que nadie es ajeno: el Covid.

La madre que perdió la vida padeció hace tres meses un cuadro grave derivado del SARS-CoV-2, y como secuela no recuperó el sentido del olfato. De haberlo tenido, la hubiera alertado de la desgracia en una insoportable muestra del alcance que tiene este maldito virus.

A mediados del año pasado, la cadena de noticias BBC presentó una información relacionada con los posibles motivos que provocan que dejen de importar las tragedias en medio de la pandemia que enfrentamos. La publicación refiere que la mayoría asumimos una sola muerte como tragedia y que es difícil responder de la misma manera cuando se trata de la pérdida de vidas a gran escala. Son tantos fallecimientos que se vuelven números demasiado complejos para entenderlos.

Al mismo tiempo que ocurría la tragedia en la colonia Oblatos, moría afuera del Hospital General de Zapopan una mujer de 60 años. Sus familiares peregrinaron con ella en diferentes hospitales durante todo el día para que la atendieran por síntomas de coronavirus.

Dicho de otra manera: la incapacidad para entender el sufrimiento puede afectar la forma en que respondemos a las tragedias y los investigadores lo identifican como entumecimiento psicológico: “Cuanta más gente muere, menos nos importa”. Está en nosotros revertir la tendencia de muerte que nos acecha con el virus y sus daños colaterales.

puntociego@mail.com

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